Portada de Marca con el empate rojiblanco en el Metropolitano |
El primer positivo
La jornada 23 de la liga 43-44 llevaba al
Granada al Metropolitano, sede del poderoso At. Aviación y escenario de sendas
derrotas, la última por goleada, en las dos visitas precedentes. La gran
diferencia con las citas anteriores era que en esta ocasión no se temía nada a
lo que pudiera pasar porque el Granada comparecía cómodamente clasificado en
novena posición, con cinco puntos sobre los puestos de promoción y siete sobre
los de descenso directo cuando sólo faltaban cuatro jornadas para concluir el
campeonato. La ventaja sobre promoción y descenso se redujo en un punto, pero
los rojiblancos no se volvieron de vacío logrando un empate sin goles. Y es que
este Granada había llegado a la fase decisiva de la liga en un magnífico
momento de juego y de forma física y logró así prolongar su extraordinaria
racha de ya cinco encuentros sin perder. E incluso pudo el Granada haberse
traído los dos puntos, según Saucedo, de no ser porque hubo que improvisar el
delantero centro, puesto en el que actuó Sosa por lesión de Nicola, y el
canario no estuvo afortunado ya que lo suyo fue siempre la brega en el medio
campo, y no hacer de ariete. Lo más destacado fue la sensacional actuación de la
cobertura, Millán y -sobre todo- González, aunque la prensa madrileña se queja
de su excesiva dureza.
Es
un empate doblemente histórico. Por primera vez el Granada lograba puntuar en
la casa de este grande, más grande entonces que ahora. Y es así mismo histórico
porque también por primera vez el Granada conseguía abrir su cuenta de
positivos (uno) jugando en división de honor, un punto positivo que duró
exactamente sólo una semana, la que transcurrió entre el 19 de marzo de 1944,
cuando se jugó en el Metropilitano, y el domingo siguiente, 26, en que el
Castellón arrancó un empate en Los Cármenes, pero positivo a fin de cuentas
cuando lo normal de las estancias del Granada en máxima categoría es que se
pase toda la liga cargado de negativos. Para ver otra vez al Granada con
positivos en Primera habrá que dar un salto en el tiempo hasta la temporada
1959-60, cuando venció 0-2 precisamente en el mismo escenario, el estadio
Metropolitano, al ya por entonces At. Madrid y ostentó durante una jornada dos
positivos en su casillero. El At. Aviación, a falta de cuatro jornadas,
marchaba segundo clasificado, a seis puntos del Valencia, y eran escasas sus
posibilidades de darle caza. Quizás por eso el partido de los colchoneros fue
malo.
Reportaje fotográfico de Marca sobre el At. Aviación 0 Granada 0 |
El Castellón se lleva
el positivo
Para recibir
al Castellón en la siguiente jornada, ya la antepenúltima, volvían las bajas
por lesión a cebarse con el equipo. Millán, Safont y Sosa no pudieron jugar, en
su lugar se alinearon el canterano Díaz (en el único partido de liga en que
vistió de rojiblanco), Conde y Aparicio; los tres llevaban muchas jornadas
inactivos. Quizás por esas ausencias el partido del Granada fue bastante malo y
el Castellón logró un empate a un tanto, volando así el único positivo con que
contábamos.
Saucedo
en Patria, para explicar el insulso partido del Granada, hace referencia a un mal [sic] de fondo que existiría
larvado en el seno de la plantilla. Fernández de Burgos en Ideal dice que la
primera parte fue de tercera regional. Lo peor es que se perdió la oportunidad
de dejar matemáticamente asegurada la permanencia ya que el Granada con sus 24
puntos quedaba definitivamente fuera de los puestos de descenso, pero todavía
podía meterse en problemas porque ya sólo sacaba tres puntos al primero de los
situados en zona de promoción y quedaban todavía dos jornadas.
El portero Martí |
Martí al Betis
Desde hacía tres años, desde la 41-42, pertenecía al Granada el guardameta catalán Martí, fichado muy joven, con apenas 19 años. En su primera temporada sólo se alineó en algún amistoso porque una enfermedad le mantuvo de baja muchos meses. En la anterior, la 42-43, sí jugó un total de quince partidos oficiales, alternándose con Floro y con Pérez, y dejando la impresión de que ciertos fallos podrían corregirse por ser todavía muy joven. En la presente temporada se mantenía inédito, tan sólo había intervenido en amistosos al tener que residir fuera de Granada por estar cumpliendo el servicio militar, pero a mediados de marzo había vuelto licenciado a la disciplina rojiblanca.
A
primeros de abril el Betis, de segunda pero todavía con posibilidades de
ascenso (que no consiguió), se dirigió al Granada solicitando la cesión de
Martí para disputar los dos partidos que le faltaban para terminar la liga, por
haberse lesionado su titular Paquillo. El Granada accedió a la petición bética
y a Sevilla se marchó el que seguía siendo promesa de buen guardameta.
Derrota en Casa Rabia y
vuelta a la zozobra
La penúltima
jornada tocaba visitar Casa Rabia para jugar con el rival directo que era el
Español, por debajo en la clasificación a tres puntos y ocupando la primera de
las plazas que obligaban a disputar promoción para salvar la categoría. Para
viajar a Barcelona nuevamente estaba el equipo diezmado por las lesiones e
incluso se anunció que, ante la posible baja de Marín, Millán actuaría de
interior derecho pasando Trompi al extremo y ocupando Sosa nuevamente la punta
del adelante por la nueva ausencia de
Nicola. Pero finalmente ni Millán ni Marín pudieron entrar en convocatoria, y en
otro mal partido los rojiblancos fueron derrotados, 2-0. La ausencia de Millán
volvió a doler más de la cuenta ya que su sustituto, el veterano Euskalduna en
su único partido oficial de rojiblanco, lento y pesado, fracasó y tuvo la culpa
de al menos uno de los goles. Lo mejor fue la gran actuación de Floro, que
hasta detuvo un penalti, y por él no fue mayor la derrota. Todas las crónicas
destacan al pequeño guardameta rojiblanco, que fue ovacionado en varias
ocasiones por el respetable, unas reseñas –las forasteras- que vuelven a
señalar que el Granada destacó más por su juego excesivamente duro, casi
marrullero, que por sus virtudes futboleras («leñazo y tente tieso», que dice
Mundo Deportivo). La crónica de Ideal, que firma Zubeldia como siempre que por
estos años jugaban los rojiblancos en Barcelona, se inicia con un encendido y
entrañable elogio del pequeño gran Florito y sus narizotas (todavía hay
portero, dice el plumilla granadino-catalán).
El Granada que cayó derrotado 2-0 en el campo del Español: De pie: Floro, Safont, Mas, Aparicio, Trompi, Melito y Ramos; agachados: Sosa, Sierra, González y Euskalduna |
La
permanencia en Primera se había dado por lograda desde hacía varias jornadas,
pero la derrota en Barcelona vino a complicarla. Sólo quedaba ya por jugarse la
última jornada. Del descenso directo estábamos a salvo, pero el perder frente
al Español supuso quedar a sólo un punto del primero de los puestos de
promoción que ocupaba el Sabadell, empatado con el Español, así que el Granada
estaba obligado a no dejarse sorprender en la última jornada en Los Cármenes.
Lo positivo era que el rival que quedaba era el farolillo rojo y ya descendido
desde hacía al menos cuatro domingos Celta de Vigo, muy descolgado y que en
toda la temporada había ganado sólo dos partidos.
El pequeño gran Florito. Todavía hay portero para rato |
Paliza en Sans
El viaje a
Barcelona sirvió también para saldar una deuda, la que tenía el Granada
contraída con el Sans (hoy Sants), de categoría regional, desde el fichaje a
principios de temporada del extremo García, que pertenecía a este club. La
expedición rojiblanca no volvió inmediatamente sino que se quedó en Barcelona y
el martes 4 de abril, en el campo de la calle Galileo (hoy Galileu), disputó un
amistoso siendo estrepitosamente derrotado 7-0. La única crónica de que
disponemos, del diario barcelonés Mundo Deportivo, dice que los de regional
parecían los rojiblancos, y que los nuestros hicieron poco honor a su prestigio
de profesionales: «Tumbáronse a la bartola y a ¡vivir!, y uno tras otro fueron
entrando por su meta siete goles como siete soles».
En el Granada
actuaron a prueba -y no gustaron nada- el defensa Bayo (sustituido en la
segunda parte por otro a prueba, un tal Gros), que después ficharía por el
Sabadell, y el delantero muy veterano Rocasolano, que había pertenecido al Betis
antes de la guerra, pero el resto, excepto el portero Casafont y el interior
Leal, eran los mismos que dos días antes habían jugado en Sarriá, por lo que no
tiene justificación la paliza, y es que los rojiblancos actuaron paseándose por
el campo barcelonés, siempre según la crónica.
El delantero hispano-marroquí Melul |
Ficha Melul
Cuando en la
floja primera vuelta el Granada buscaba incesantemente refuerzos y vinieron
varios a prueba, pretendió probar también a un delantero que había gustado
desde la eliminatoria copera de la temporada anterior frente al Ceuta, Melul
era su nombre y era hispano-marroquí, pero no pudo ser observado porque su club
no lo autorizó. Ahora acababa de quedar libre en el Ceuta y se había ofrecido
al Granada, así que por fin vino y se sometió a prueba, quedando fichado. No
obstante, sólo será utilizado en tres partidos de Copa.
Récord de clasificación
Con
concentración previa en un hotel de la Alhambra, como en anteriores y también
cruciales ocasiones, el Granada preparó a conciencia el partido frente al
Celta, sin confiarse a pesar de la mala situación de los gallegos, que fueron
toda la liga colistas y estaban ya descendidos, pero seguían contando con
jugadores de valía.
Curiosamente
el Granada terminó la temporada como la empezó, es decir, venciendo en Los
Cármenes por el resultado de 5-2 y, también como en aquella ocasión (frente al
Oviedo), jugando mal según las crónicas a pesar de lo abultado de la victoria.
Recuperados Marín y Millán, ante medio aforo en Los Cármenes, el Granada no lo
tuvo nada fácil ante el Celta a pesar del resultado. Se adelantaron los
rojiblancos 2-0 pero antes del descanso dos remates del futuro granadinista
Pahíño (empezando una sensacional carrera que lo llevaría años después al
Madrid y a la selección) significaron el 2-2 en el marcador y el sufrimiento en
la afición. En la segunda mitad el Granada se vio obligado a poner mucha más
intensidad y así pudo hacerse con los dos puntos, pero el 4-2 que daba
tranquilidad tardó mucho en llegar. Después de todo hasta la derrota hubiera
servido para eludir la promoción porque el Español perdió en su visita al At.
Aviación.
Permanencia conseguida y récord de clasificación con la victoria ante el Celta |
El
Español y el Coruña fueron finalmente los promocionistas aunque ambos lograron
la permanencia a partido único frente al Alcoyano y el Constancia de Inca
respectivamente. Real Sociedad acompañó al Celta en el descenso.
Los
jugadores del Celta se emplearon a fondo a pesar de no tener ya nada que hacer,
y es que -se dijo- llevaban 2.000 ptas. por barba de prima ofrecida por el
Español y el Sabadell. Y quien más a fondo se empleó fue el viejo conocido
defensa céltico Deva (el mismo que formaba la
trinchera salvaje -que decía Martinenc- del Sevilla de antes de la guerra
junto al granadinista Euskalduna) en la que fue su última aparición por
Granada, donde siempre se significó por sus expeditivos métodos defensivos;
resulta que después de haber repartido a diestro a siniestro a todo rojiblanco
que encontraba, como era su costumbre, cercano al final protagonizó un
incidente con el público por el que fue expulsado y que ocurrió más o menos de
la siguiente forma: el defensa del Celta se disponía a sacar de puerta y el
público coreaba su carrera hacía el balón tal que así: ¡eeeeeeh! (o eso cuentan las crónicas de este partido), por lo que
en lugar de dar una patada al balón se frenaba y volvía a su posición inicial;
nuevo amague de saque y nuevo coro del público, y otra vez Deva que se frena y
no pone en juego el balón; así varias veces hasta que el árbitro murciano
Moreno Almagro, debutante en Los Cármenes, le urge para que ponga en juego el
esférico, y como el defensa discute con el trencilla éste acaba expulsándolo.
Cuando esto ocurría ya estaba el partido resuelto a favor del Granada por lo
que el incidente no tuvo más valor que el de quedar como anécdota. Nunca más
volvió por Los Cármenes este veterano defensa (que llegó en una ocasión a vestir
la camiseta del Granada a préstamo del Sevilla en un amistoso del Corpus de
1936), que siempre que actuó en Granada destacó como contumaz “leñador”. Pero
todavía faltaba una última ocasión en que jugaría Deva frente a los
rojiblancos, y sería un año después, en el neutral Metropolitano, enfrentándose
los dos mismos oponentes de este último partido de la liga 43-44 y con la
primera en juego.
Con los dos
puntos de la victoria frente al Celta, el Granada acabó la liga en octava
posición, 26 puntos, sin positivos ni negativos, y completó la que durante
veintiocho años (1972, sexto) fue su mejor clasificación histórica. A un
arranque de liga malo y una primera vuelta en puesto de descenso, lo que obligó
al míster a cambiar su innovador sistema de la WM, la segunda vuelta
granadinista fue bastante buena y en ella sólo perdió tres encuentros. Platko
se ganó así la renovación, que todos vieron con agrado.
Una mala primera vuelta pero una sensacional segunda mitad de liga en este gráfico que publicó Patria |
El mismo día que el Castellón se llevaba
de Los Cármenes el único positivo con que contábamos, 26 de marzo de 1944,
ocurrió en Granada uno de esos sucesos que conmocionan y dan mucho que hablar a
la población.
En primera página
de Patria del lunes 27 de marzo (por un error, en esa primera página del diario
del Movimiento aparece como fecha «domingo 26 de marzo de 1944») se da cuenta
de la muerte en acto de servicio del inspector de la Brigada Político-Social Julio
Romero Funes, en lucha con una banda de atracadores. Según se cuenta en páginas
interiores, por una confidencia, la policía sitió una casa de la placeta Piedra
Santa (un burdel) donde se encontraban reunidos cuatro presuntos maquis en compañía de «mujeres de mala nota», instándoles a que se entregaran, pero
en lugar de hacerlo respondieron éstos a tiro limpio y en la balacera
resultaron muertos tres de los reclamados y el cuarto herido (murió días
después en el hospital de San Juan de Dios), los cuatro con antecedentes por
militancia en organizaciones izquierdistas y por distintos delitos de atraco y
atentado. Romero Funes, que dirigía el operativo, gravemente herido, también
murió horas después en el hospital.
El suceso es una
de las acciones que se atribuyen falsamente a la famosa partida guerrillera de
los hermanos Quero, que en la Granada de posguerra estuvieron activos hasta
casi los años cincuenta. A estas alturas de 1944 los hermanos Quero, atípicos
guerrilleros antifranquistas puesto que su ámbito de actuación fue
preferentemente urbano, habían alcanzado la categoría de mito local y boca a
boca se le atribuían innumerables hazañas que le conferían cierto halo
romántico de bandoleros que robaban a los poderosos para distribuirlo entre los
pobres. Sus actuaciones se circunscribían a Granada capital y pueblos cercanos
y, aunque la prensa no daba noticias de sus golpes, toda Granada sabía de su
audacia puesta de manifiesto en diversos atracos y secuestros realizados a
plena luz del día que habían incrementado su fama de proscritos invulnerables a
la acción policial. A la vez, también circulaban sobre los Quero infinidad de episodios
y anécdotas, muchas de ellas más producto de la imaginación popular que de otra
cosa: que si se paseaban por el centro de la ciudad sin adoptar precaución
alguna y sin importarles ser reconocidos; que si una vez dejaron una propina de
500 ptas. (un dineral por entonces) en un restaurante donde almorzaron, y una
nota en la que se leía «aquí estuvieron los Quero». Así, con frecuencia se le
atribuían a la partida de los Quero acciones que en realidad no habían
cometido, como la ocurrida unos meses antes, en octubre de 1943, en la que la
víctima fue el presidente del Recreativo Granada entre 1932 y 1934, el pintor
Gabriel Morcillo, a quien unos desconocidos armados secuestraron cerca de
Quéntar, donde tenía propiedades, y no lo liberaron hasta que recibieron la
suma de 22.000 ptas. Parece ser que este secuestro fue obra de la partida del también
famoso Yatero, que actuaba preferentemente por aquella zona.
El inspector Julio Romero Funes, muerto en lucha contra la guerrilla |
La muerte del inspector Romero Funes es también otro suceso atribuido falsamente a los Quero. Lo que ocurrió en la placeta de Piedra Santa fue protagonizado por miembros de otras partidas de maquis de las que también actuaban en Granada y que se refugiaban en las sierras cercanas, que habían acudido a un prostíbulo a correrse una juerga y fueron delatados. Al parecer, eran de la partida de Antonio Velázquez Murillo, de Güéjar-Sierra, un antiguo componente de la cuadrilla de los Quero, de la que se escindió para formar la suya propia.
Al entierro de Romero Funes, efectuado al
día siguiente partiendo desde la sede recién estrenada del Gobierno Civil en la
Gran Vía, con el comercio cerrado por orden del gobernador y con la ciudad
paralizada, acudió una gran multitud de personas y no faltó la banda municipal,
que cerraba el cortejo. El Granada CF costeó una corona fúnebre. Para paliar la
situación en que quedaron los cinco huérfanos de corta edad que dejó el policía
fallecido se abrieron varias suscripciones populares y durante meses se
publicaron en la prensa los nombres de los aportadores y el importe de sus
donativos. El Granada CF contribuyó con 250 ptas.
Aparte
y aunque la prensa –obviamente- nada dice de esto, el finado inspector Romero
Funes se había significado en Granada en la feroz represión que los sublevados
desencadenaron en 1936 contra cualquiera que oliera aun de lejos a rojo durante los tres años de guerra y
en los de la primera posguerra, y había formado parte de las tristemente
célebres escuadras negras falangistas
que al mando del comandante Valdés, de
quien era Romero su mano derecha, dieron el ”paseo” a no pocos inocentes.
Incluso algunos autores también le atribuyen parte de responsabilidad en la
muerte de García Lorca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario