EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



domingo, 15 de abril de 2018

HISTÓRICA CLASIFICACIÓN

 Portada de Marca con el empate rojiblanco en el Metropolitano


El primer positivo
            La jornada 23 de la liga 43-44 llevaba al Granada al Metropolitano, sede del poderoso At. Aviación y escenario de sendas derrotas, la última por goleada, en las dos visitas precedentes. La gran diferencia con las citas anteriores era que en esta ocasión no se temía nada a lo que pudiera pasar porque el Granada comparecía cómodamente clasificado en novena posición, con cinco puntos sobre los puestos de promoción y siete sobre los de descenso directo cuando sólo faltaban cuatro jornadas para concluir el campeonato. La ventaja sobre promoción y descenso se redujo en un punto, pero los rojiblancos no se volvieron de vacío logrando un empate sin goles. Y es que este Granada había llegado a la fase decisiva de la liga en un magnífico momento de juego y de forma física y logró así prolongar su extraordinaria racha de ya cinco encuentros sin perder. E incluso pudo el Granada haberse traído los dos puntos, según Saucedo, de no ser porque hubo que improvisar el delantero centro, puesto en el que actuó Sosa por lesión de Nicola, y el canario no estuvo afortunado ya que lo suyo fue siempre la brega en el medio campo, y no hacer de ariete. Lo más destacado fue la sensacional actuación de la cobertura, Millán y -sobre todo- González, aunque la prensa madrileña se queja de su excesiva dureza.
                Es un empate doblemente histórico. Por primera vez el Granada lograba puntuar en la casa de este grande, más grande entonces que ahora. Y es así mismo histórico porque también por primera vez el Granada conseguía abrir su cuenta de positivos (uno) jugando en división de honor, un punto positivo que duró exactamente sólo una semana, la que transcurrió entre el 19 de marzo de 1944, cuando se jugó en el Metropilitano, y el domingo siguiente, 26, en que el Castellón arrancó un empate en Los Cármenes, pero positivo a fin de cuentas cuando lo normal de las estancias del Granada en máxima categoría es que se pase toda la liga cargado de negativos. Para ver otra vez al Granada con positivos en Primera habrá que dar un salto en el tiempo hasta la temporada 1959-60, cuando venció 0-2 precisamente en el mismo escenario, el estadio Metropolitano, al ya por entonces At. Madrid y ostentó durante una jornada dos positivos en su casillero. El At. Aviación, a falta de cuatro jornadas, marchaba segundo clasificado, a seis puntos del Valencia, y eran escasas sus posibilidades de darle caza. Quizás por eso el partido de los colchoneros fue malo.   

    Reportaje fotográfico de Marca sobre el At. Aviación 0 Granada 0         
    
El Castellón se lleva el positivo
Para recibir al Castellón en la siguiente jornada, ya la antepenúltima, volvían las bajas por lesión a cebarse con el equipo. Millán, Safont y Sosa no pudieron jugar, en su lugar se alinearon el canterano Díaz (en el único partido de liga en que vistió de rojiblanco), Conde y Aparicio; los tres llevaban muchas jornadas inactivos. Quizás por esas ausencias el partido del Granada fue bastante malo y el Castellón logró un empate a un tanto, volando así el único positivo con que contábamos.
                Saucedo en Patria, para explicar el insulso partido del Granada, hace referencia a un mal [sic] de fondo que existiría larvado en el seno de la plantilla. Fernández de Burgos en Ideal dice que la primera parte fue de tercera regional. Lo peor es que se perdió la oportunidad de dejar matemáticamente asegurada la permanencia ya que el Granada con sus 24 puntos quedaba definitivamente fuera de los puestos de descenso, pero todavía podía meterse en problemas porque ya sólo sacaba tres puntos al primero de los situados en zona de promoción y quedaban todavía dos jornadas.

El portero Martí


Martí al Betis


Desde hacía tres años, desde la 41-42, pertenecía al Granada el guardameta catalán Martí, fichado muy joven, con apenas 19 años. En su primera temporada sólo se alineó en algún amistoso porque una enfermedad le mantuvo de baja muchos meses. En la anterior, la 42-43, sí jugó un total de quince partidos oficiales, alternándose con Floro y con Pérez, y dejando la impresión de que ciertos fallos podrían corregirse por ser todavía muy joven. En la presente temporada se mantenía inédito, tan sólo había intervenido en amistosos al tener que residir fuera de Granada por estar cumpliendo el servicio militar, pero a mediados de marzo había vuelto licenciado a la disciplina rojiblanca.
                A primeros de abril el Betis, de segunda pero todavía con posibilidades de ascenso (que no consiguió), se dirigió al Granada solicitando la cesión de Martí para disputar los dos partidos que le faltaban para terminar la liga, por haberse lesionado su titular Paquillo. El Granada accedió a la petición bética y a Sevilla se marchó el que seguía siendo promesa de buen guardameta.                                  
                               
Derrota en Casa Rabia y vuelta a la zozobra
La penúltima jornada tocaba visitar Casa Rabia para jugar con el rival directo que era el Español, por debajo en la clasificación a tres puntos y ocupando la primera de las plazas que obligaban a disputar promoción para salvar la categoría. Para viajar a Barcelona nuevamente estaba el equipo diezmado por las lesiones e incluso se anunció que, ante la posible baja de Marín, Millán actuaría de interior derecho pasando Trompi al extremo y ocupando Sosa nuevamente la punta del adelante por la nueva ausencia de Nicola. Pero finalmente ni Millán ni Marín pudieron entrar en convocatoria, y en otro mal partido los rojiblancos fueron derrotados, 2-0. La ausencia de Millán volvió a doler más de la cuenta ya que su sustituto, el veterano Euskalduna en su único partido oficial de rojiblanco, lento y pesado, fracasó y tuvo la culpa de al menos uno de los goles. Lo mejor fue la gran actuación de Floro, que hasta detuvo un penalti, y por él no fue mayor la derrota. Todas las crónicas destacan al pequeño guardameta rojiblanco, que fue ovacionado en varias ocasiones por el respetable, unas reseñas –las forasteras- que vuelven a señalar que el Granada destacó más por su juego excesivamente duro, casi marrullero, que por sus virtudes futboleras («leñazo y tente tieso», que dice Mundo Deportivo). La crónica de Ideal, que firma Zubeldia como siempre que por estos años jugaban los rojiblancos en Barcelona, se inicia con un encendido y entrañable elogio del pequeño gran Florito y sus narizotas (todavía hay portero, dice el plumilla granadino-catalán).

El Granada que cayó derrotado 2-0 en el campo del Español: De pie: Floro, Safont, Mas, Aparicio, Trompi, Melito y Ramos; agachados: Sosa, Sierra, González y Euskalduna
La permanencia en Primera se había dado por lograda desde hacía varias jornadas, pero la derrota en Barcelona vino a complicarla. Sólo quedaba ya por jugarse la última jornada. Del descenso directo estábamos a salvo, pero el perder frente al Español supuso quedar a sólo un punto del primero de los puestos de promoción que ocupaba el Sabadell, empatado con el Español, así que el Granada estaba obligado a no dejarse sorprender en la última jornada en Los Cármenes. Lo positivo era que el rival que quedaba era el farolillo rojo y ya descendido desde hacía al menos cuatro domingos Celta de Vigo, muy descolgado y que en toda la temporada había ganado sólo dos partidos.  

El pequeño gran Florito. Todavía hay portero para rato
                                           
Paliza en Sans
El viaje a Barcelona sirvió también para saldar una deuda, la que tenía el Granada contraída con el Sans (hoy Sants), de categoría regional, desde el fichaje a principios de temporada del extremo García, que pertenecía a este club. La expedición rojiblanca no volvió inmediatamente sino que se quedó en Barcelona y el martes 4 de abril, en el campo de la calle Galileo (hoy Galileu), disputó un amistoso siendo estrepitosamente derrotado 7-0. La única crónica de que disponemos, del diario barcelonés Mundo Deportivo, dice que los de regional parecían los rojiblancos, y que los nuestros hicieron poco honor a su prestigio de profesionales: «Tumbáronse a la bartola y a ¡vivir!, y uno tras otro fueron entrando por su meta siete goles como siete soles».
En el Granada actuaron a prueba -y no gustaron nada- el defensa Bayo (sustituido en la segunda parte por otro a prueba, un tal Gros), que después ficharía por el Sabadell, y el delantero muy veterano Rocasolano, que había pertenecido al Betis antes de la guerra, pero el resto, excepto el portero Casafont y el interior Leal, eran los mismos que dos días antes habían jugado en Sarriá, por lo que no tiene justificación la paliza, y es que los rojiblancos actuaron paseándose por el campo barcelonés, siempre según la crónica.

El delantero hispano-marroquí Melul

 
Ficha Melul
Cuando en la floja primera vuelta el Granada buscaba incesantemente refuerzos y vinieron varios a prueba, pretendió probar también a un delantero que había gustado desde la eliminatoria copera de la temporada anterior frente al Ceuta, Melul era su nombre y era hispano-marroquí, pero no pudo ser observado porque su club no lo autorizó. Ahora acababa de quedar libre en el Ceuta y se había ofrecido al Granada, así que por fin vino y se sometió a prueba, quedando fichado. No obstante, sólo será utilizado en tres partidos de Copa.
                                                  
 Récord de clasificación
Con concentración previa en un hotel de la Alhambra, como en anteriores y también cruciales ocasiones, el Granada preparó a conciencia el partido frente al Celta, sin confiarse a pesar de la mala situación de los gallegos, que fueron toda la liga colistas y estaban ya descendidos, pero seguían contando con jugadores de valía.
                Curiosamente el Granada terminó la temporada como la empezó, es decir, venciendo en Los Cármenes por el resultado de 5-2 y, también como en aquella ocasión (frente al Oviedo), jugando mal según las crónicas a pesar de lo abultado de la victoria. Recuperados Marín y Millán, ante medio aforo en Los Cármenes, el Granada no lo tuvo nada fácil ante el Celta a pesar del resultado. Se adelantaron los rojiblancos 2-0 pero antes del descanso dos remates del futuro granadinista Pahíño (empezando una sensacional carrera que lo llevaría años después al Madrid y a la selección) significaron el 2-2 en el marcador y el sufrimiento en la afición. En la segunda mitad el Granada se vio obligado a poner mucha más intensidad y así pudo hacerse con los dos puntos, pero el 4-2 que daba tranquilidad tardó mucho en llegar. Después de todo hasta la derrota hubiera servido para eludir la promoción porque el Español perdió en su visita al At. Aviación.

Permanencia conseguida y récord de clasificación con la victoria ante el Celta
                El Español y el Coruña fueron finalmente los promocionistas aunque ambos lograron la permanencia a partido único frente al Alcoyano y el Constancia de Inca respectivamente. Real Sociedad acompañó al Celta en el descenso.
                Los jugadores del Celta se emplearon a fondo a pesar de no tener ya nada que hacer, y es que -se dijo- llevaban 2.000 ptas. por barba de prima ofrecida por el Español y el Sabadell. Y quien más a fondo se empleó fue el viejo conocido defensa céltico Deva (el mismo que formaba la trinchera salvaje -que decía Martinenc- del Sevilla de antes de la guerra junto al granadinista Euskalduna) en la que fue su última aparición por Granada, donde siempre se significó por sus expeditivos métodos defensivos; resulta que después de haber repartido a diestro a siniestro a todo rojiblanco que encontraba, como era su costumbre, cercano al final protagonizó un incidente con el público por el que fue expulsado y que ocurrió más o menos de la siguiente forma: el defensa del Celta se disponía a sacar de puerta y el público coreaba su carrera hacía el balón tal que así: ¡eeeeeeh! (o eso cuentan las crónicas de este partido), por lo que en lugar de dar una patada al balón se frenaba y volvía a su posición inicial; nuevo amague de saque y nuevo coro del público, y otra vez Deva que se frena y no pone en juego el balón; así varias veces hasta que el árbitro murciano Moreno Almagro, debutante en Los Cármenes, le urge para que ponga en juego el esférico, y como el defensa discute con el trencilla éste acaba expulsándolo. Cuando esto ocurría ya estaba el partido resuelto a favor del Granada por lo que el incidente no tuvo más valor que el de quedar como anécdota. Nunca más volvió por Los Cármenes este veterano defensa (que llegó en una ocasión a vestir la camiseta del Granada a préstamo del Sevilla en un amistoso del Corpus de 1936), que siempre que actuó en Granada destacó como contumaz “leñador”. Pero todavía faltaba una última ocasión en que jugaría Deva frente a los rojiblancos, y sería un año después, en el neutral Metropolitano, enfrentándose los dos mismos oponentes de este último partido de la liga 43-44 y con la primera en juego.                             
Con los dos puntos de la victoria frente al Celta, el Granada acabó la liga en octava posición, 26 puntos, sin positivos ni negativos, y completó la que durante veintiocho años (1972, sexto) fue su mejor clasificación histórica. A un arranque de liga malo y una primera vuelta en puesto de descenso, lo que obligó al míster a cambiar su innovador sistema de la WM, la segunda vuelta granadinista fue bastante buena y en ella sólo perdió tres encuentros. Platko se ganó así la renovación, que todos vieron con agrado.

Una mala primera vuelta pero una sensacional segunda mitad de liga en este gráfico que publicó Patria

 
 Sangre en el burdel
El mismo día que el Castellón se llevaba de Los Cármenes el único positivo con que contábamos, 26 de marzo de 1944, ocurrió en Granada uno de esos sucesos que conmocionan y dan mucho que hablar a la población.
                En primera página de Patria del lunes 27 de marzo (por un error, en esa primera página del diario del Movimiento aparece como fecha «domingo 26 de marzo de 1944») se da cuenta de la muerte en acto de servicio del inspector de la Brigada Político-Social Julio Romero Funes, en lucha con una banda de atracadores. Según se cuenta en páginas interiores, por una confidencia, la policía sitió una casa de la placeta Piedra Santa (un burdel) donde se encontraban reunidos cuatro presuntos maquis en compañía de «mujeres de mala nota», instándoles a que se entregaran, pero en lugar de hacerlo respondieron éstos a tiro limpio y en la balacera resultaron muertos tres de los reclamados y el cuarto herido (murió días después en el hospital de San Juan de Dios), los cuatro con antecedentes por militancia en organizaciones izquierdistas y por distintos delitos de atraco y atentado. Romero Funes, que dirigía el operativo, gravemente herido, también murió horas después en el hospital.                                      
                El suceso es una de las acciones que se atribuyen falsamente a la famosa partida guerrillera de los hermanos Quero, que en la Granada de posguerra estuvieron activos hasta casi los años cincuenta. A estas alturas de 1944 los hermanos Quero, atípicos guerrilleros antifranquistas puesto que su ámbito de actuación fue preferentemente urbano, habían alcanzado la categoría de mito local y boca a boca se le atribuían innumerables hazañas que le conferían cierto halo romántico de bandoleros que robaban a los poderosos para distribuirlo entre los pobres. Sus actuaciones se circunscribían a Granada capital y pueblos cercanos y, aunque la prensa no daba noticias de sus golpes, toda Granada sabía de su audacia puesta de manifiesto en diversos atracos y secuestros realizados a plena luz del día que habían incrementado su fama de proscritos invulnerables a la acción policial. A la vez, también circulaban sobre los Quero infinidad de episodios y anécdotas, muchas de ellas más producto de la imaginación popular que de otra cosa: que si se paseaban por el centro de la ciudad sin adoptar precaución alguna y sin importarles ser reconocidos; que si una vez dejaron una propina de 500 ptas. (un dineral por entonces) en un restaurante donde almorzaron, y una nota en la que se leía «aquí estuvieron los Quero». Así, con frecuencia se le atribuían a la partida de los Quero acciones que en realidad no habían cometido, como la ocurrida unos meses antes, en octubre de 1943, en la que la víctima fue el presidente del Recreativo Granada entre 1932 y 1934, el pintor Gabriel Morcillo, a quien unos desconocidos armados secuestraron cerca de Quéntar, donde tenía propiedades, y no lo liberaron hasta que recibieron la suma de 22.000 ptas. Parece ser que este secuestro fue obra de la partida del también famoso Yatero, que actuaba preferentemente por aquella zona.

El inspector Julio Romero Funes, muerto en lucha contra la guerrilla

La muerte del inspector Romero  Funes es también otro suceso atribuido falsamente a los Quero. Lo que ocurrió en la placeta de Piedra Santa fue protagonizado por miembros de otras partidas de maquis de las que también actuaban en Granada y que se refugiaban en las sierras cercanas, que habían acudido a un prostíbulo a correrse una juerga y fueron delatados. Al parecer, eran de la partida de Antonio Velázquez Murillo, de Güéjar-Sierra, un antiguo componente de la cuadrilla de los Quero, de la que se escindió para formar la suya propia.
Al entierro de Romero Funes, efectuado al día siguiente partiendo desde la sede recién estrenada del Gobierno Civil en la Gran Vía, con el comercio cerrado por orden del gobernador y con la ciudad paralizada, acudió una gran multitud de personas y no faltó la banda municipal, que cerraba el cortejo. El Granada CF costeó una corona fúnebre. Para paliar la situación en que quedaron los cinco huérfanos de corta edad que dejó el policía fallecido se abrieron varias suscripciones populares y durante meses se publicaron en la prensa los nombres de los aportadores y el importe de sus donativos. El Granada CF contribuyó con 250 ptas.
                Aparte y aunque la prensa –obviamente- nada dice de esto, el finado inspector Romero Funes se había significado en Granada en la feroz represión que los sublevados desencadenaron en 1936 contra cualquiera que oliera aun de lejos a rojo durante los tres años de guerra y en los de la primera posguerra, y había formado parte de las tristemente célebres escuadras negras falangistas que al mando del  comandante Valdés, de quien era Romero su mano derecha, dieron el ”paseo” a no pocos inocentes. Incluso algunos autores también le atribuyen parte de responsabilidad en la muerte de García Lorca.



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