El Granada 1942-43 en cromos |
“Amistoso” en La
Rosaleda
El domingo anterior al comienzo de la liga
42-43 juega el Granada un “amistoso” en La Rosaleda, devolución de la visita
del Málaga a Los Cármenes de una semana antes. Desde hacía un año el eterno
rival ya no se llamaba Malacitano sino CD Málaga, estrenando denominación a la
vez que un campo nuevo, La Rosaleda, que vino a sustituir al muy vetusto de los
Baños del Carmen, escenario de aquellos legendarios y fragorosos Malacitano-Recreativo
de los años de la República, pero el acto oficial de la inauguración del
estadio había tenido lugar apenas dos semanas antes de la disputa de este poco amistoso match, que tanto se
pareció a los de antaño en lo belicoso de su desarrollo. También andaban por
entonces los boquerones celebrando otro estreno, el de sus colores
blanquiazules, recién adoptados como oficiales.
Desde entonces La Rosaleda es el principal recinto deportivo de la Costa
del Sol, término turístico que por aquellos años era desconocido. Por cierto,
el nombre de Costa del Sol fue pensado en principio por aquel a quien se le
ocurrió, un almeriense, para aplicarlo sólo al litoral de Almería, y es un
topónimo que hasta los años 70 designaba a toda la costa mediterránea andaluza.
Los
rojiblancos salieron derrotados 4-1 en un partido muy bronco en el que Bonet
resultó expulsado y hasta cuatro granadinistas terminaron magullados, a
destacar la lesión del portero Pérez antes del descanso, que obligó a González
a ocupar la meta ante la ausencia de suplente, y así llegaron tres de los
cuatro goles malagueños. Lo de menos era el resultado, no así las consecuencias
que para el equipo trajeron las lesiones, propiciadas, según la prensa
granadina, por la excesiva dureza de los locales. Gárate, Leal, Nicola y Pérez
quedaron inutilizados de cara al primer partido de liga, justo el siguiente
domingo, a los que se unía el fichaje estrella, Mas, también lesionado pero
desde el amistoso contra el Málaga que se jugó en Granada.
Maolico Hincha sobre el amistoso de Málaga |
La amnesia de Uría
El domingo 27
de septiembre echa a andar la liga 42-43 con el Coruña como primer rival y en
Los Cármenes, donde para poder acceder a las gradas será necesario exhibir el
correspondiente emblema de Auxilio Social puesto que este domingo ha sido
declarado como de cuestación pública. Como el año pasado, se intentó aplazar el
partido para que no coincidiera con la procesión de la Virgen de las Angustias,
pero, igual que entonces, la liga empezó para el Granada el domingo último de
septiembre, así que se fijó para las tres de la tarde el comienzo del
encuentro, una hora a la que en Granada suele hacer un calor importante en
estas calendas. Con una alineación improvisada ante las varias bajas por las
lesiones de Málaga, el Granada ofreció un partido bastante malo y cayó
derrotado 1-2.
Pero
no fue el gran calor que se sufrió ni la derrota lo más destacable de aquel
partido, sino la insólita conducta del jugador granadinista Uría, que se
desentendió del juego desde los primeros compases y se dedicó a deambular por
el terreno sin rumbo, golpeando el balón cuando le llegaba a la buena de Dios y
para donde saliera, según cuentan las crónicas.
Fernández de
Burgos en Ideal dice: «Muy difícil será a Uría rehabilitarse ante la afición
granadina. No tuvo el pudor de fingir una lesión para retirarse sino que
permaneció hasta casi el final del partido en el terreno con el aparente
propósito de demostrar al público que no jugaba porque no quería».
El hombre adoquín |
La
parroquia granadinista que llenaba el estadio, del estupor ante la rarísima
conducta de Uría pasó a la furia, por lo que el míster Bru optó por situar al
“hombre adoquín” (Saucedo en Patria) en el extremo, donde al menos no estorbara
a sus compañeros, y por último tuvo que retirarlo ya bien avanzada la segunda
parte y terminar el partido jugando con sólo diez para evitar un más que
probable linchamiento (el delantero no quería salir, tuvo Paco Bru que sacarlo
a empujones como quien dice). Que sepamos, nunca, ni en Granada ni en ningún
otro sitio, ha ocurrido algo similar a este show
de Uría.
La
cosa, como es fácil de imaginar trajo bastante cola. La primera consecuencia
fue la sanción impuesta por la directiva al jugador de media mensualidad, y al
mismo tiempo se puso el asunto en conocimiento de la Federación Sur por si
hubiera lugar a otro tipo de acciones. Por otra parte se encargó al doctor
Tamayo, médico del club, el examen a fondo del jugador ya que éste alegó que
había sufrido un ataque de amnesia y que no creía estar en un campo de fútbol,
terminando de sacarlo de sus casillas los gritos de ira del público.
A
los pocos días Patria publicó un extracto de una carta remitida a un amigo
murciano por el propio Uría en la que decía que estaba decidido a abandonar el
fútbol y que aún no podía comprender lo que le pasó, «Parecía como si el
terreno hubiera estado enfangado y los pies se me clavaran. No podía
materialmente moverme. Ni siquiera oía los gritos del público.»
Varias semanas
después otra vez Patria recogía un reportaje publicado en el diario Sevilla en el que el doctor Tamayo decía
que Uría no sufrió ningún ataque de amnesia ni cualquier otro trastorno físico
o síquico, sino que «…quien debe responderle y aclararle este peliagudo asunto
es algún señor de la directiva». En el mismo reportaje, el periodista sevillano
habla a continuación con Paco Cristiá, secretario técnico, quien dice que lo de
Uría no era sino un caso de rebeldía en pleno juego; según Cristiá, Uría había
fichado por deseo de un directivo influyente y en contra de la opinión de los
demás, y era tanta la influencia de ese directivo que en los mismos vestuarios
antes del Granada-Coruña el designado por Paco Bru para actuar de delantero
centro hubo de cederle el camisolín a Uría. Continúa Cristiá diciendo que el
jugador, muy nervioso, no consiguió al principio dar una en el clavo, y que las
grandes protestas de la hinchada fueron las que le hicieron comportarse como lo
hizo. Se cerraba el reportaje con el intento de entrevista al propio Uría, pero
sin conseguir que éste diera su versión.
Maolico ve así el show de Uría |
El
reportaje de Patria no sentó nada bien a la directiva. Por el acta de la
reunión de la junta, celebrada en el Parador de San Francisco el 26 de octubre
de 1942, sabemos que el club preparaba un comunicado oficial desmintiendo todo
lo publicado por el diario Sevilla. En esa reunión Paco Cristiá dijo que él
nunca había hablado con el periodista sevillano y el doctor Tamayo afirmó que
tampoco conocía a ese señor. Lo cierto es que si ese comunicado oficial del
club llegó a hacerse público, del mismo no tenemos noticia, y la cosa se dejó
estar sin que llegara el granadinismo a conocer las verdaderas causas de la
extravagancia futbolera que presenció en la primera jornada de la liga 42-43.
El goleador
vasco Severiano Uría había sido largamente pretendido por nuestro club desde
los años de la República, cuando cada vez que venía a Los Cármenes enrolado en
el Murcia dejaba impresionada a la parroquia con sus chupinazos y marcando
goles de dos en dos o de tres en tres. Ya estaba en la treintena y no era el de
entonces, y seguramente de no ser por las bajas que causó el partido de Málaga
no habría jugado aquella tarde, pero con su inaudita actuación entró por
derecho propio a encabezar para siempre el amplio ranking de fichajes
granadinistas que salen por completo ranas. Ya sólo jugó Uría otro partido
oficial vestido de rojiblanco, fue casi dos meses después de su show de Los
Cármenes, en Oviedo, donde perdimos 4-2 y donde no repitió el numerito y estuvo
voluntarioso según las crónicas. Pero no fue dado de baja y en Granada
permaneció hasta el cumplimiento de su contrato, que expiraba en junio de 1943,
y la directiva no quiso cederlo en unión de Gárate al Huelva, que en enero
solicitó a ambos como refuerzo para disputar fase de ascenso a segunda. Los
aficionados granadinistas pudieron verlo actuar en varios amistosos que se
celebraron (en algunos jugó de defensa) y en ellos no volvió a dar que hablar,
y al cumplir su contrato al finalizar esta temporada dejó de pertenecer al
club.
El Granada que derrotó 3-1 al Celta. De pie Pérez, Marín, Millán, Mas, Nicola y Leal; agachados: Sierra, Conde, Trompi, González y Maside |
Buen comienzo liguero
A pesar de que
el primer partido acabó en derrota, no fue malo el inicio de liga del Granada.
En la segunda jornada los rojiblancos se trajeron una victoria 2-3 de Torrero,
campo del Zaragoza, un recién ascendido. Para Zaragoza ya se pudo contar con el
portero Pérez y el delantero Nicola pero todavía no pudo jugar Mas y el míster
Bru no quiso repetir en el extremo izquierdo con Muñoz, que había jugado frente
al Coruña, y su sorprendente sustituto fue el “rebelde” Alejandro, quien con su
boinilla marcó el gol que deshacía el empate a dos, el de la victoria, a poco
del final. La tercera jornada fue un nuevo triunfo, y éste por goleada, 6-2 en
Los Cármenes a otro recién ascendido, el Betis. Mas debutó y fue uno de los
destacados y autor de uno de los goles. Las dos victorias consecutivas
colocaron al Granada quinto clasificado.
Ya
en la cuarta jornada, en Castellón, se rozó el empate en una gran segunda
parte, pero caímos derrotados 3-2, aunque dando muy buena imagen, según las
crónicas que de allí llegaron. A destacar la gran actuación del pequeño gran
Trompi en La Plana, ovacionado por el público castellonense.
Continuaron
las buenas actuaciones rojiblancas con una nueva victoria en la quinta jornada,
3-1 sobre el Celta. En la víspera, todos los integrantes de la expedición
gallega, acompañados por algunos directivos y por Millán y varios granadinistas
más, giraron visita a la tumba de Alberty, muy querido también en Vigo, y
dejaron una corona funeraria. La gran actuación de Paco Mas, autor de dos
goles, fue lo más destacable del partido frente al Celta. Y también es
reseñable que, una vez más, el fiero defensa vasco celtista, Deva (el que junto
a Euskalduna formaba una trinchera
salvaje, que decía Martinenc en los tiempos heroicos del Once Fantasma),
mereció las censuras de los plumillas locales por su contundencia. El partido,
muy emocionante y de buen juego, lo ganaban los gallegos hasta bien entrada la
segunda parte, pero el Granada a base de entusiasmo se quedó con los dos
puntos.
Así se las gastaba el defensa céltico Deva |
Victoriano Santos
También en la
víspera del Granada-Celta llega la noticia de que Victoriano Santos, el míster
del ascenso a Primera, se encuentra gravemente enfermo y sin medios económicos.
Victoriano de
Santos Troya fue un magnífico medio que jugó en el Barcelona, el At. Madrid y el Valencia de antes de la
guerra. A los plumillas antiguos les gustaba mucho eso de poner algún nombre
rimbombante a las líneas de jugadores que destacaban en algún sentido, y así el
paso de Victoriano Santos por el At. Madrid aún hoy es recordado por haber
formado en una media con denominación
propia, la de “los tres mosqueteros”, junto a Ordóñez y Arteaga. Hay en la
historia colchonera otra media que también es recordada con ese mismo nombre de
los tres mosqueteros, quizás más famosa esta segunda, pero es ya de los 40, del
Atlético Aviación, y la integraban Gabilondo, Germán y Machín. Después de la
guerra y ya muy veterano jugó Santos en el Recreativo de la 39-40 para en la
siguiente temporada, la 40-41, retirarse del fútbol activo y ocupar el banquillo
recreativista (ya granadinista) con notable éxito porque condujo a nuestro
equipo a máxima categoría por primera vez en su historia. Después del ascenso
no le faltaron buenas ofertas y así se convirtió en míster del Sevilla, pero no
pudo terminar la temporada 41-42 al manifestársele la enfermedad. Una
enfermedad que lo había postrado en cama los últimos seis meses y que además lo
había dejado al borde de la indigencia.
La directiva
donó 1.000 ptas. para ayudar a Santos y los jugadores cedieron la prima ganada
por la victoria sobre el Celta (100 por cabeza), para Santos una mitad y la
otra para Muñoz, baja en la plantilla. José María Muñoz Cansinos, cordobés de
Posadas, había fichado la temporada anterior en la que sólo llegó a alinearse
en tres encuentros, y en la presente había disputado la primera jornada,
mereciendo muy malas críticas (según Saucedo en Patria, Muñoz fue una nulidad).
Acababa de causar baja al concedérsele la libertad a petición propia y
marcharse a entrenar al Electromecánica de Córdoba.
A
finales de febrero de 1943, a los 36 años y víctima de un cáncer de estómago,
murió Victoriano Santos. Los jugadores del Granada jugaron su partido frente al
Oviedo en Los Cármenes luciendo lazos de luto en su memoria.
Vapuleados en Vallecas
Después de
ganar al Celta, el Granada era quinto y el optimismo crecía entre la hinchada
porque, excepto el primer partido, cuando lo de Uría ante el Coruña, en que
casi hubo que improvisar un once por las numerosas lesiones, lo demás que se
había visto había dejado muy buen sabor de boca. Además el siguiente partido
era en casa del colista, el otrora todopoderoso At. Aviación, que de luchar las
tres temporadas anteriores por la liga (de las que ganó dos), en las cinco
jornadas ya disputadas de la 42-43 había obtenido otras tantas derrotas y
andaba descolgado en el fondo de la tabla y con cero puntos.
Paco Bru,
quizás por única vez en toda la temporada, tenía muy claro el once que debía
comparecer en Vallecas, donde actuaba como local el cuadro colchonero mientras
terminaba de reconstruirse el Metropolitano. Jugarían los mismos que derrotaron
al Celta y que a punto estuvieron una semana antes de traerse algo positivo de
Castellón: Pérez; Millán, González; Maside, Conde, Sierra; Marín, Trompi, Nicola,
Leal y Mas. Pero lo que ocurrió fue que esos mismos once no carburaron en
absoluto y el Granada salió vapuleado de su visita a Madrid, 7-1 (el At.
Aviación hizo en este partido más goles que en los cinco anteriores).
Las crónicas
hablan de una pésima actuación granadinista, en especial del portero Pérez, que
se tragó varios goles, pero también de González y Maside. Los tres perdieron la
titularidad de cara a siguientes compromisos.
Recorte de Marca en el que aparecen los vapuleados en Vallecas |
Racha negativa
La derrota en
Madrid supuso la primera de una racha muy negativa. De los siguientes doce
puntos en juego, seis jornadas, sólo conseguirá el Granada uno, y de la quinta
posición en la tabla pasará al 12º, tercero por la cola y en puesto de promoción.
Y ya desde la jornada nueve hasta el final de la liga ésa será la posición que
ininterrumpidamente ocupará el Granada, sólo por encima de Zaragoza y Betis,
que descenderán de forma automática.
La
séptima jornada, la única de las seis de la mala racha en la que no se perdió,
arrojó un empate a dos frente al Español en Los Cármenes. Fue un gran partido
sólo empañado por la pésima actuación del árbitro Laso, quien, según Fernández
de Burgos en Ideal, ignoró dos claros penaltis en el área catalana y permitió
todo tipo de brusquedades a los españolistas, que lesionaron a cuatro de los
nuestros, Leal, Nicola, Marín y Conde (este último tuvo que abandonar el
terreno). El árbitro Laso fue agredido por el hincha Francisco Calvente Olmo,
el cual fue sancionado por el gobernador civil a no asistir más a Los Cármenes
en todo lo que quedaba de temporada, permaneciendo detenido cada vez que
hubiera partido, según informa Ideal.
Las
siguientes cuatro jornadas fueron derrotas: 4-2 en Oviedo, 1-3 frente al Bilbao
en casa, 3-2 en Nervión e idéntico resultado en Mestalla.
Chiste de Miranda en Ideal tras el palizón frente al At. Aviación |
La anécdota
surgió cuando para recibir a los bilbaínos en Los Cármenes se dijo que la
segunda equipación, camiseta blanca, traía mala suerte. Y es que el presidente
Ricardo Martín Campos era muy supersticioso según quienes lo conocieron y nada
quería saber de merengues. Hay que señalar que muy curiosamente ése
-“Merengue”- era el mote con el que su señor padre, Ricardo Martín Flores, era conocido
en toda Granada, por ser propietario de la confitería Los Alpes, en la calle Reyes Católicos esquina a Príncipe, y es de
suponer que el alias lo heredaría el hijo. Pero a Martín Campos parece que no
le gustaba nada el merengue, al menos el de las indumentarias deportivas, y
decía que siempre que el Granada vestía de blanco el resultado era la derrota,
así que ese partido lo jugó el Granada con las camisetas rojas prestadas por un
equipo pujante por entonces en el fútbol modesto local, el Unión Calasancia,
pero se ve que tampoco así se pudo alejar el gafe y una derrota 1-3 fue el
resultado. También se puede considerar anecdótico el puesto que ocupó Marín en
este partido, en el que actuó de delantero centro, posición en la que fueron
constantes las probaturas en estos primeros compases de la temporada hasta que
finalmente Nicola se consolide en la punta de ataque.
En la visita
al Sevilla volvió a repetirse algo de lo ocurrido la última vez que los dos
mismos rivales se vieron las caras, la temporada anterior en Los Cármenes,
cuando Campanal tuvo numerosos y violentos choques con el portero granadinista
Alberty, en su último partido en Granada (algunos sacaron la conclusión de que
aquellos aparatosos choques del stuka con el húngaro fueron la verdadera causa
de la muerte de Alberty); en esta ocasión el portero rojiblanco era Martí,
titular desde el 7-1 del At. Aviación y, según Patria, los encontronazos contra
el ariete sevillano le causaron una lesión interna en un ojo que le impidió la
plena visión; a pesar de todo, Martí fue el mejor de un Granada al que poco le
faltó para puntuar.
El “stuka” Campanal en un picado sobre Martí |
Más fichajes
Jugadas ya las
diez primeras jornadas está el Granada en puesto de promoción (que ya no
abandonará hasta terminar la liga) y se siguen buscando refuerzos. Vienen a
prueba varios futbolistas con la carta
de libertad, pero el único que ficha es el valenciano Aparicio, extremo
izquierdo e interior cumplidor que permanecerá en el Granada ésta y las
siguientes tres temporadas, aunque nunca acabará de ser plenamente titular.
Probó también el medio gallego Neira, que no convenció en esta ocasión pero que
meses después acabará fichando por nuestro equipo para la recta final de esta
liga.
También
fichó ya a finales de diciembre Gaspar Rubio tras ofrecerse a la directiva (ya
lo hizo la temporada anterior, pero entonces teníamos a César) y estar algunas
jornadas a prueba. Es un re-fichaje. Recordemos que tres temporadas atrás el mago fue pieza clave en el todavía
Recreativo de la 39-40 que con Valderrama en el banquillo sólo perdió un
partido (de 14) y estuvo hasta el último minuto con aspiraciones de meterse en
liguilla de ascenso a primera en estrecha lucha con el Cádiz, que fue el que
acabó campeón. Después de su gran temporada se fue al Murcia, debutante en
Primera División, y en esos momentos se encontraba sin equipo a sus casi 36
años.
El último fichaje, Aparicio, flanqueado por Nicola y Sosa |
Victoria ante el Madrid
Aparicio debutó con buen pie, en la jornada 12
frente al Madrid en Los Cármenes, partido que acabó en victoria granadinista
1-0, gol de Marín, del que la prensa madrileña no paraba de lamentarse de
haberlo dejado escapar por ser ya muy veterano cuando precisamente ahora estaba
en el que quizás fuera el mejor momento de su carrera, comenta algún plumilla
del Foro.
Así terminaba
la pésima racha de seis partidos de resultados negativos. Los dos puntos no
sirvieron para subir algún puesto en la clasificación pero sí para acercarse a
sólo uno del equipo merengue que, a pesar de contar con varios internacionales,
aquella temporada estuvo toda la liga luchando por no descender y acabó en el
puesto 10º de la clasificación, a un punto de la promoción. En la historia del
R. Madrid, sólo la temporada 47-48 en la que acabó 11º fue más negativa que
esta 42-43, la segunda peor de su gran palmarés.
El “viejo” Luis Marín, en el mejor momento de su carrera |
Mariano y el Fascio
La victoria
ante el Madrid se produjo en un momento oportuno, justo antes del parón navideño
previsto para que el equipo que la prensa presentaba como Aviación Española se
enfrentara en un amistoso con su homónimo de uno de los pocos amigos que a
España le quedaban por entonces, la Italia de Mussolini. La preparación de este
partido fue tratada como un auténtico choque de selecciones nacionales, pero
por nuestro país el equipo que jugó fue el titular del Atlético Aviación, de
Madrid (antes y después de estos años de nacionalsindicalismo Atlético de
Madrid), por entonces en la mitad de la tabla. Se jugó en Vallecas el 20 de
diciembre de 1942 y vencieron los locales 6-2 con arbitraje de Escartín.
Presidiendo el acto estuvieron los generales Galarza y Millán Astray, y el
embajador italiano, y en los prolegómenos fueron interpretados los respectivos
himnos nacionales y los del Fascio y Falange.
En
aquel At. Aviación jugaba de delantero centro Mariano Uceda Valdevira, Mariano
de nombre deportivo, de veinte años y natural de Beas de Segura, Jaén, que en
la temporada anterior en un amistoso en Los Cármenes frente al Olímpica
Jienense, su equipo en esos momentos, causó muy buena impresión y fue ofrecido
al Granada, que no quiso ficharlo. Bien que hubo de lamentarlo, y más en esta
temporada de tantas probaturas en la punta de ataque. Fue el máximo goleador
del equipo aviador esta temporada, con 18 tantos, y después de dos temporadas
como colchonero completó una carrera de primera división jugando en el Sevilla,
el Racing de Santander y el Osasuna, aunque ya no volvió a marcar tantos goles.
Muere el último cofrade del Avellano
José Ruiz de Almodóvar, el último
representante que quedaba con vida de la mítica Cofradía del Avellano, murió en
Granada el 17 de diciembre de 1942.
Ruiz
de Almodóvar era un excelente pintor especializado en el retrato al pastel del
que se conservan muy numerosos y variados trabajos, a destacar la galería de
rectores que puede verse en el Rectorado de nuestra Universidad. También fue
autor del más famoso retrato de Ganivet. De su arte dijo Marino Antequera que
sus cualidades principales eran su maravillosa desenvoltura en la manera de
tratar la forma y su vigor en el colorido.
Ángel Ganivet retratado por José Ruiz de Almodóvar |
En aquella
atípica cofradía de intelectuales granadinos agüistas que fundara Ganivet a
finales del siglo XIX, José Ruiz de Almodóvar respondía al alias de “El Ciprés”
y, como pintor y cofrade que era, fue uno de los ilustradores del Libro de Granada, obra colectiva en la
que también participaron otros miembros de la cofradía: su hermano Gabriel Ruiz
de Almodóvar (alias Perico el Moro),
Matías Méndez Vellido (alias Feliciano
Miranda) o Nicolás María López (Antón
del Sauce), además del líder y alma indiscutible de aquellas veladas, Ángel
Ganivet (Pío Cid). Nicolás María López escribió años después sobre la famosa
Cofradía del Avellano, a la que definió como un grupo de amigos que se reunían
en tertulia en torno a la fuente del mismo nombre y conversaban sobre los más
variados temas, unos muy serios y otros no tanto, y en la que exponía cada uno
sus últimas creaciones artísticas, literarias o poéticas. A ese grupo de amigos
pertenecían, además de los ya citados, otros señalados intelectuales
granadinos: Antonio J. Afán de Rivera, Melchor Almagro, Paco Seco de Lucena,
Rafael Gago y más. Desde el café Colón, en la esquina de Puerta Real con
Mesones (donde después estuvo la librería Costales) se dirigían calle Reyes y
Carrera del Darro arriba hasta el paseo de los Tristes, donde era obligatorio
un descanso antes de cruzar el puente del Aljibillo y enfilar el camino del
Avellano. La muerte de Ganivet en 1898 significó también la defunción de la
tertulia, y así quedó inconcluso e inédito el segundo Libro de Granada, que ya
se preparaba.
En torno a la
fuente del Avellano tenían por costumbre reunirse estos modernistas cofrades
granadinos, y entre cháchara y cháchara sobre lo divino y lo humano, cuentan
que se refrescaban bebiendo a morro de la famosa fuente, que por entonces
todavía no se había secado, al contrario, mantenía un buen caudal que abastecía
a la numerosa flotilla de aguadores con burro que tanto pulularon por Granada
hasta no hace demasiados años. Aficionados al hada verde o absenta, como tantos intelectuales y artistas
contemporáneos suyos, no parece que lo fueran, que la bohemia no era lo suyo.
Pero seguramente tampoco se conformarían con la sobriedad del líquido elemento
como único ídem que trasegar. Francisco Izquierdo en su libro Granada Fingida dice que, según
testimonios de la época, en aquellas tenidas avellanísticas cada contertulio
consumía un litro de vino de la Costa y un jarro de orujo de Diezma, y que nada
de tertulia agüista («cisma fontanero
apadrinado por Ganivet», dice Izquierdo con su característico humor), sino
que allí se agarraban, jóvenes y viejos, sus buenas jumeras para regresar a la
ciudad a las tantas dando tumbos por aquellos parajes.
Dipsómanos o
abstemios -no entraremos en la
cuestión-, lo que sí queremos resaltar es la abundancia en esta Granada nuestra
de excepcionales tertulias que han pasado a la historia como viveros de artistas
y literatos de primer orden. Como ésta del Avellano, y como antes lo fue
aquella de La Cuerda (con Pedro Antonio de Alarcón y Manuel Fernández y
González como cabezas visibles) y después lo sería la del Rinconcillo de
Federico García Lorca.
El Libro de Granada, obra colectiva de la Cofradía del Avellano |
El Gordo
La Navidad de 1942 en Granada fue de las de recordar por
siempre para ochocientas familias granadinas a las que la suerte vino a
remediarles un invierno especialmente frío y hambriento como fue el de 42-43.
El Gordo de la lotería cayó en el número 9.029, vendido íntegro en nuestra
tierra, en la administración 5, de Puerta Real. Las dos series de los billetes
(15 kilos cada uno) dejaron la fabulosa cantidad de 30 millones de pesetas, muy
repartidos en participaciones máximas de 15 pesetas. Hacía 73 años (desde 1869)
que no caía el gordo en Granada, donde se celebró por todo lo alto y hasta la
banda municipal recorrió el centro interpretando pasacalles. Era la tercera vez
en la historia que la suerte navideña caía en Granada: 1855, y 1869 son los
precedentes, y después ha vuelto a caer el Gordo en Granada en 1961, 1986,
1997, 2002 y 2012, aunque no íntegro en todas esas ocasiones.
Los
más beneficiados fueron los socios y empleados del Centro Artístico y la propia
asociación cultural granadina, que de esa forma este año pudo organizar una
cabalgata de Reyes más lucida y surtida de lo habitual. Los dos billetes fueron
adquiridos por su tesorero, Fernando Peramos Paniza, el cual refirió a Patria
la anécdota de que acudió a la administración de lotería buscando dos números
que sumaran 21 y no se dio cuenta hasta días después de que uno de ellos, el
9.029, el del Gordo, lo que suma es 20, pero ya no quiso devolverlo. La misma
anécdota (un error involuntario es el que en definitiva trae la suerte) pero
contada de otra manera se puede leer en Ideal; según el diario católico, lo que
Peramos buscaba eran números que sumaran 20, no 21.
Quien
más ganó fue el secretario del Centro Artístico, Ruperto Martínez Riobóo, con
la mareante cifra para la época de 1.600.000 ptas, de dos vigésimos y alguna
participación que llevaba, un fortunón teniendo en cuenta que el sueldo medio
de un trabajador estaba por entonces en torno a las 3.000 ptas anuales. Varias
personas con alguna vinculación con la historia del Granada también sacaron
tajada: el ex presidente recreativista Gabriel Morcillo ganó 112.500 de las 15
que jugaba, y el presidente Ricardo Martín Campos obtuvo 35.000 pesetazas de
las 4 que invirtió en una participación;
los hermanos Romero de la Cruz (Indalecio e Inocencio), ex directivos, se
embolsaron 225.000 ptas por barba; el fotógrafo de Ideal Manuel Torres Molina
se llevó 75.000, lo mismo que Antonio Prieto, de la librería Prieto en calle
Mesones, padre y abuelo de ilustres periodistas deportivos locales. Y como
quien parte y reparte también se lleva alguna parte, que dice el dicho, 37.500
del ala se embolsó el encargado de distribuir las papeletas entre los socios
del Centro Artístico Literario y
Científico, Plácido Mendoza Ramírez, conserje de la entidad próximo a la
jubilación, que invirtió un duro en el 9.029 y cuya vinculación con la historia
rojiblanca le viene de ser el padre de otro Plácido Mendoza, de la Fuente de
segundo apellido, quien en 1932 diseñó el glorioso escudo en forma de bala que,
con ligeros retoques de colores y siglas, es en la actualidad el del GCF.
Empleados del Centro Artístico rodean al lotero que vendió el Gordo |
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