Vista aérea de Los Cármenes a principios de los años cuarenta. Algo ha cambiado la zona |
Fichajes 42-43
Para afrontar la segunda temporada
del Granada en primera, a
mediados de julio de 1942 se dan a conocer dos fichajes: Mas y Nicola. Los dos
son catalanes y por ambos ha habido que pagar, aunque la cantidad no la indica
la prensa. Son dos magníficos refuerzos que pertenecerán a nuestro equipo
varias temporadas y dejarán un buen recuerdo.
El primero,
extremo izquierdo, se puede considerar un fichaje de sensación. Viene del
Español y se rumoreó que podía ir al Barcelona, pero Martín Campos, Cristiá y
Bru, de viaje en tierras catalanas se lo traen para Granada; Paco Mas, 26 años,
viene a suplir a Camilo Liz, que no quiso renovar, y será efectivamente un
acertado fichaje que pertenecerá a nuestro equipo las próximas diez temporadas
y también se sentará en el banquillo del primer equipo y del filial.
Por
el segundo, Juan Nicola, ha habido que pagar al Barcelona la misma cantidad que
el club culé desembolsó hace sólo unas semanas al Ferrol, de segunda, donde
venía jugando y marcando goles en abundancia este delantero centro de 26 años,
y se dice que nos hemos adelantado al Español, el Zaragoza y el Castellón. El
Granada quería nuevamente a César, cosa a la que se ha negado el Barcelona,
pero a cambio ha facilitado la llegada de Nicola, que jugará en el Granada las
siguientes tres temporadas y parte de la cuarta, y en ese tiempo sus 48 goles
lo convertirán en el sexto de la clasificación de máximos realizadores de toda
la historia rojiblanca y tercero si nos referimos exclusivamente a partidos de
Primera División, sólo superado por El Arabi y Porta, o sea, hasta hace bien
poco era el segundo de esta lista.
Antes
de terminar la temporada anterior ya se había concretado otro fichaje, el de
Leal, interior izquierdo que venía del Mallorca y que en el Granada fue titular
esta temporada y a la siguiente jugó poco. Y otros más llegarán antes de
comenzar la temporada, pero serán futbolistas con los que apenas se contará,
como el defensa Camoto, del Alicante, y el medio canario Mújica, del Hércules,
que fichó por el Granada cuando ya tenía apalabrado ser el entrenador del
Eldense para esta misma temporada.
Dos nuevos fichajes para la 42-43: Mas y Nicola |
Millán se resiste
Igual que el
año pasado y el anterior en fechas agosteñas, hay caso Millán. El defensa se
muestra remiso a renovar porque parece que ahora es el Málaga el que le ha
hecho una buena oferta. Finalmente, mejorado económicamente, Millán renovó su
compromiso a finales de agosto, después de presentada la nueva plantilla y
comenzados ya los entrenamientos.
Mientras
el granadinismo andaba inquieto ante la posibilidad de perder a uno de sus
ídolos, a principios de agosto en la sección de deportes de Ideal se publicó un
reportaje veraniego localizado en el rebalaje almuñequero, donde pasaban sus
vacaciones Millán y el entrenador recién vuelto de Barcelona, Paco Bru, y se
ilustraba la noticia con una foto en la que aparece el míster, caña de pescar
en ristre, que desde una barca le echa el anzuelo a Pepe Millán mientras éste
se da un chapuzón y no quiere picar, todo bajo el título «Bru trata de “pescar” a Millán». Lo anecdótico es que la foto está
censurada y así de la fornida anatomía de Bru sólo podemos apreciar una mínima
parte de su torso, el resto ha sido suprimido. Y es que el católico diario
granadino, velando por la integridad moral de sus lectores, ha aplicado la
autocensura y de un tosco tijeretazo ha recatado de miradas libidinosas la piel
desnuda del míster rojiblanco.
Bru quiere pescar a Millán |
Casos Alejandro y Sosa
También hubo
caso Alejandro, pero éste ocurrió ya en septiembre, pocos días antes de empezar
la liga. El veterano defensa de la boina, a pesar de haber ya renovado,
protestando porque no le daban lo prometido se marchó de Granada en plenos
entrenamientos y se fue a Madrid. Tras varios días de ausencia el Granada
decidió declararlo en rebeldía, pero volvió justo antes de empezar la liga. De
todas formas, en la presente temporada no contó demasiado para Bru, que sólo lo
alineó en nueve encuentros.
Por
otra parte, Sosa, igual que la temporada pasada, tardó bastante en incorporarse
por tener todavía pendiente alguna obligación militar. El club recurrió al recientemente
nombrado presidente de honor, general Tamayo Orellana, director general de
Reclutamiento y Personal, para que éste gestionara su vuelta, pero sin
resultados. Cuando se estudiaba declararlo en rebeldía volvió por fin ya bien
entrado noviembre. Este año no pudo ser utilizado hasta la jornada nueve.
Martín
También en
agosto y después de varios amistosos a prueba, ficha un joven delantero de 21
años, granadino de nacimiento, que viene de jugar (sólo un partido) en el
recién descendido a Segunda Hércules. Se trata de Juan Martín López, Martín de
nombre deportivo. En nuestro equipo permanecerá nada más que esta temporada
42-43 y no llegará a disputar ni un solo minuto en partido oficial, alineándose
en algunos amistosos e iniciando después una carrera que lo llevará a militar
en distintos equipos de segunda o tercera. Nueve años después, en enero de
1951, volveremos a saber de él porque fue una de las tres víctimas mortales de
un accidente sufrido por el autobús del Melilla que viajaba a Valencia para
embarcar hasta Mallorca; en Loja chocaron contra un camión cargado de
alcachofas y Martín, otro jugador, Mamblona de nombre, más el masajista del
club norteafricano, Manuel Salvador, resultaron muertos.
Juan Martín López, otro fichaje |
Sin César…
Cubrir la
ausencia del gran César es lo que más preocupa al míster Bru y a la directiva
que preside Ricardo Martín Campos, y así a mediados de agosto ficha un nuevo
delantero centro. Con Nicola y Martín ya es el tercero. O el cuarto, porque
Leal, interior fichado antes de terminar la temporada anterior también va a ser
alineado en bastantes ocasiones como 9.
Se dice que es
un gran acierto el nuevo fichaje porque se trata de Uría, que aunque ya anda
por los treinta siempre se caracterizó por su facilidad goleadora, un
futbolista pretendido por nuestro equipo desde incluso antes de la guerra,
cuando tantas veces vino a jugar a las Tablas y a Los Cármenes (siempre
marcaba) enrolado en el Murcia. Efectivamente, parecía un buen fichaje, sin
embargo salió rana por completo y protagonizó la situación más insólita que se
pueda haber vivido en Granada (y posiblemente en cualquier campo de fútbol del
mundo) en la primera jornada de esta misma liga, apenas un mes después de su
fichaje, cuando dijo haber padecido un ataque de amnesia y se desentendió por
completo del juego hasta que hubo que quitarlo.
Y aún faltaba
una nueva incorporación de otro delantero centro, Gaspar Rubio, que volvió con
la temporada ya muy avanzada. Lo cierto es que a pesar de tantas
incorporaciones de delanteros, suplir al gran César fue algo que no se
consiguió.
Y otro más, Uría |
Suben las cuotas
Los
entrenamientos empiezan el 21 de agosto. En esos momentos se llevan gastadas
100.000 ptas. entre fichajes y renovaciones, y la deuda del club asciende a
350.000 ptas, así que suben otra vez las cuotas mensuales de los socios (21
tribuna caballero y 15 señora o niño; 12 preferencia caballero, 10 señora y
7,50 niño). Recordemos que por entonces y hasta bastantes años después, los
socios mayoritarios del club lo eran en función de las cuotas mensuales que
debían abonar. Eran los llamados socios de número, los únicos que con arreglo a
los primeros estatutos tenían voz y voto en las asambleas. Andando el tiempo,
lo que venía siendo la norma se convirtió en la excepción y pasaron a ser
mayoritarios los llamados socios protectores, es decir, los que pagaban su
abono de una sola vez y para toda la temporada, desapareciendo de hecho los
socios de número. También se acordó la subida del precio de las entradas.
En la misma
reunión de la junta directiva, celebrada en el domicilio de Reyes Católicos de
Martín Campos, se decide nombrar conserje del campo de Los Cármenes al ex
recreativista Antonio Bombillar, que la última temporada ha entrenado al
Antequerano. En ese cargo permanecerá Bombillar hasta su jubilación en 1977.
Paco Bru, el entrenador
del puro
La foto (sin
firma del reportero gráfico que la hizo, aunque casi todas las de Patria solían
ser por entonces de Torres Díaz) la publicó Patria el 9 de septiembre de 1942.
¿Hace falta aclarar que estamos en otros tiempos y por tanto dominan otros usos
y costumbres? Paco Bru en "indumentaria deportiva", con una camisola
rojiblanca de aquellas abiertas y abotonadas colocada sobre su ropa de calle,
incluida la corbata que asoma por arriba, a la vez que se fuma su buen puro
pisa el terreno de Los Cármenes y se ocupa personalmente de la preparación
técnica y física del guardameta Pérez. La fotografía se comenta por sí sola.
Paco Bru en “indumentaria deportiva” entrena al meta Pérez |
El naranjo de Alberty
La llorada
muerte del húngaro Alberty, todavía muy reciente, vuelve al candelero cuando a
mediados de septiembre publica Patria un reportaje en el que informa del acuerdo
de la junta directiva por el que en Los Cármenes se va a fijar una inscripción
y se va a plantar un naranjo en memoria del guardameta, tal como en carta a los
diarios proponía un aficionado en abril, a los pocos días de su muerte. Ahora
la iniciativa ha partido del míster Bru que hace un llamamiento a la
generosidad popular y propone la apertura de tres cuentas (en la secretaría del
club, en Ideal y en Patria) donde todo aquel que quiera aportar algo pueda
hacerlo, con objeto de financiar los gastos que se originen, y si alcanzara se
vería la posibilidad de colocar un busto con la efigie del magiar, similar al
que existe en San Mamés a la memoria de Pichichi. Todo se colocaría en la
explanada de acceso a vestuarios.
No
sabemos si es que la generosidad de los hinchas granadinos no dio para lo
necesario (como tantas veces ha ocurrido en la historia rojiblanca cuando se ha
recurrido a la magnanimidad hinchística) o qué fue lo que ocurrió, pero ni de
la inscripción ni del naranjo de Alberty, ni mucho menos del busto, nunca más
volvió a hablarse.
Autobús a gasógeno
La reunión de
la junta directiva del Granada que decretó la subida de las cuotas de los
socios y el precio de las entradas, también acordó estudiar la posibilidad de
conseguir los servicios de un autobús a gasógeno para los desplazamientos del
equipo.
Un autobús a gasógeno repostando |
Estábamos
en 1942 y había una guerra mundial, y
aunque en España eran muy pocos los vehículos a motor en comparación con los
que hay en la actualidad, la gasolina era un bien escasísimo. Para suplir la
ausencia de combustible líquido la solución era el gasógeno, un artefacto,
especie de fogón de castañera, incorporado a las carrocerías o como remolque en
coches, camiones, autobuses y hasta motos, y que consistía en una caldera que
se nutría con leña, carbón, cáscaras de almendra o cualquier material quemable,
para derivar hacia los cilindros de los motores previamente adaptados los gases
que la combustión producía y así ir tirando como buenamente se podía. Con este
sustitutivo de la gasolina funcionaron en aquellos años de todo tipo de
escaseces muchos vehículos de motor por todo el territorio nacional. En la
abundante literatura que hay disponible sobre la dura vida en la España de la
primera posguerra es fácil encontrar pasajes sobre el gasógeno, convertido
junto a las cartillas de racionamiento, el piojo verde, el estraperlo, el pan
negro y las enormes colas de abastos, en uno de los iconos de aquella triste
época. Del gasógeno se recuerdan más que nada los humos negrísimos y
pestilentes, y el hollín y los ruidos de cafetera que producían los coches que
lo usaban, así como su marcha de tortuga asmática, de manera que la menor
cuesta arriba en cualquier trayecto obligaba en no pocas ocasiones a echar pie
a tierra a los viajeros, de tan pobre como era el poder calorífico que del
invento se conseguía.
En
la prensa de la época se lee que la idea de implantar en España la utilización
de gasógenos para hacer frente a la escasez de gasolina también fue una
ocurrencia del mismísimo Franco (¡es que estaba en todo el Caudillo!), dando la
impresión de que su excelencia fue el inventor del ingenioso hallazgo, pero no
se trata de un invento español y ya se usaron gasógenos en varios países
europeos tras la Gran Guerra o 1ª GM.
Durante unos
años fue su uso obligatorio. Existían marcas y patentes españolas de cierto
prestigio y que funcionaron más o menos bien, pero a la vez también surgieron
infinidad de cacharros fabricados en cualquier taller por “aficionados” con la
suficiente maña como para incorporar una caldera a un coche, pero también con
bastante desconocimiento acerca de la quisicosa y su correcta instalación, con
la consecuencia a menudo de la ruina total en la mecánica del vehículo, cuando
éste no salía ardiendo a las primeras de cambio.
Los
futbolistas profesionales de por entonces, tampoco los de máxima categoría como
los de nuestro Granada, sin estar mal pagados nunca ganaron ni siquiera una
cincuentava parte (proporcionalmente) de lo que hoy se lleva cualquiera del
montón de Primera. Además, nunca viajaron en jet privado. Lo normal era que los
desplazamientos al norte de la Península se hicieran en vagones desvencijados
de tercera y en trenes que podían tardar día y medio en llegar a su destino,
sentados en asientos de dura tabla o de pie largas horas si el transporte iba
atestado. Para cuando no se usaba el ferrocarril, en desplazamientos por lo
general sin salir de Andalucía (esta temporada 42-43 sólo eran del calendario
del GCF el Betis y el Sevilla, el resto de rivales eran todos de Madrid hacia
arriba, pero hubo varios amistosos en Málaga, Jaén o Linares), el medio de
transporte era el autobús a gasógeno, y ahí podemos imaginarnos a nuestros
héroes rojiblancos en cualquier repecho de los muchos que abundan en la
geografía penibética, teniendo reiteradamente que echar pie a tierra y empujar
a la cafetera que les servía de transporte. El contraste de ayer a hoy es
bestial.
Aumento de la oferta
cultural y de ocio
El 5 de agosto
de 1942, en función patrocinada por la Asociación de la Prensa, se inauguró el
cine Aliatar, situado en lo que entonces se llamaba plaza de San Antón. La
entrada de la calle Recogidas por Puerta Real, desde el hotel Victoria y hasta
pasado el convento de San Antón, era entonces una plaza (en realidad un
ensanche), y la calle Recogidas propiamente dicha empezaba en ese punto y
terminaba en la casa de los Patos, directamente en las primeras huertas de la
Vega, apenas cien metros más abajo, y era Recogidas tan estrecha como las otras
calles del barrio de la Magdalena a las que es paralela.
Plaza de San Antón hacia 1904 |
Para
la ocasión se exhibió la película de producción nacional “Escuadrilla”, cinta
que se enmarca en el llamado cine patriótico propio de la época, dirigida por
Antonio Román y en la que Alfredo Mayo, Luchy Soto y José Nieto forman un
triángulo amoroso con la Guerra Civil de fondo. Se puede decir que los
estrenos, tanto del local como del film, fueron un acontecimiento social; la
película estuvo más de un mes en cartel y el nuevo cine se convirtió enseguida
en el preferido del público ya que el Aliatar, con su fachada neobarroca y su
decoración art decó, similar al
Callao de Madrid, era lo último de lo último en cinemas, y ni el Nacional ni el
Olympia ni el Cervantes, los que ya existían en Granada, podían hacerle sombra
en cuestión de confort y modernidad, con su anfiteatro tapizado en terciopelo y
perfectamente climatizado. El arquitecto Francisco Prieto Moreno fue el padre
de la criatura.
Durante
el verano también funcionó como cine al aire libre la vieja plaza de toros del
Triunfo, y ya en abril de 1943 empezó a construirse en la plaza de Aliatar del
Albaicín un nuevo local al que se bautizó como Albayzín Cinema, el primer cine
de barrio que hubo en Granada.
Tranvía urbano en San Antón con el cine Aliatar de fondo |
Muere Fidel Fernández
El 19 de
septiembre de 1942 moría en Granada a los 51 años de edad, víctima de una
insuficiencia hepática que él mismo se diagnosticó, el doctor Fidel Fernández
Martínez, y al día siguiente era enterrado en la más estricta intimidad y sin
ningún tipo de actos solemnes por expreso deseo suyo.
Aparte de
eminente médico internista con más de trescientos títulos publicados sobre
distintas materias científicas, también fue Fidel Fernández un notable literato
que dejó para la posteridad varios ensayos, muy bien documentados y amenos,
sobre temas y personajes históricos granadinos e infinidad de artículos
periodísticos (que firmaba con el seudónimo de ”Asclepios” o “Doctor
Penibético”) en diarios de toda España sobre su Granada, a la que consideraba «una dilatación de mi propia
familia».
Gran
amante del penibetismo y miembro que fue de los míticos Diez Amigos Limited, es muy de destacar en esa producción literaria
su gran obra divulgativa sobre nuestra sierra, el libro publicado en 1931 que
lleva como título “Sierra Nevada”, obra de culto en cuestión de temas
granadinos a pesar de todos los años transcurridos.
Portada del libro “Sierra Nevada” |
En
los primeros meses de la guerra había sido nombrado por la autoridad militar
delegado de Bellas Artes, con el cometido de velar por la conservación,
custodia y vigilancia de la Alhambra y otros monumentos granadinos, en
sustitución del depurado arquitecto Leopoldo Torres Balbás, muy señalado por la
derecha granadina y al que, para su suerte, el pronunciamiento militar le pilló
lejos de Granada y así pudo sobrevivir («…
estábamos hartos de las genialidades del señor Torres Balbás, que no debe
volver por aquí.», se lee en la
revista Granada Gráfica de octubre de
1936, como comentario de cierre a la propia noticia del nombramiento).
Fidel
Fernández, como delegado de Bellas Artes ordenó la demolición del hotel Siete
Suelos, que tapaba la vista de la famosa torre y puerta alhambreña del mismo
nombre. También fue el responsable de la colocación de la lápida en la plaza de
los Aljibes a la memoria del cabo de
inválidos José García, que salvó de la ruina el monumento durante los años de
la dominación francesa. Al mismo tiempo reconstruyó las cruces desperdigadas
por la ciudad que habían sido derribadas e inició la restauración de algunos de
los templos quemados (por los marxistas,
dicen los dos diarios locales) durante los revueltos años de la República, e
impulsó la repoblación forestal y adecentamiento del que se llamó Parque de
Invierno, recuperado así para la ciudad.
Murió
joven Fidel Fernández, un intelectual sin más adscripción ideológica conocida
que la de su granadinismo (en su sentido amplio, no exclusivamente futbolero; entre sus aficiones no se contaba el balompié). Su
temprana muerte impidió sumar más títulos a su muy interesante producción
literaria.
El doctor Fidel Fernández Martínez |
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