Granada 2 Cartagonova 0
7 de octubre de 2001
Estadio nuevo Los Cármenes, unos tres mil espectadores en tarde de agradable temperatura. Partido correspondiente a la sexta jornada de liga del grupo IV de 2ª B 2001-02. El entrenador visitante, Felipe Mesones, fue recibido con una sonora pita
Granada CF: Linares, Garrido, Figini, Moya, Antonio Díaz, Alberto, Fran Álvarez (Iván Nuevo 68’), Nacho Jara, Dezzoti (Miguélez 81’), Diego Camacho y Benavides
Cartagonova FC: Trujillo, Vacas, Cordero (Diego 72’), Brau, Dani, Sanromán, Alberto García, Imanol (Artigas 65’), Marcos, David Franch (Íker) y Cordón
Goles: 1-0, min. 35, Moya; 2-0, min. 83, Miguélez
Árbitro: Hevia Obras, madrileño. Expulsó al visitante Marcos (30’) y a los locales Figini (57’) y Camacho (64’). Amonestados: Moya, Nacho Jara, Miguélez e Imanol
El partido en sí dio muy poco para la crónica histórica. Casi nada se decidía a estas alturas de principios de temporada y encima bien feo fue y el juego de ambos contendientes dejó mucho que desear. Lo mejor, los tres puntos que se sumaron y los goles rojiblancos, en especial el primero, conseguido por el argentino Carlos Moya de gran lanzamiento de golpe franco al borde del área. En la segunda parte y tras quedarse el Granada en inferioridad numérica por expulsión de Figini y Camacho, peligró el resultado hasta que Miguélez acertó con la meta contraria en el primer balón que tocaba, llevando la tranquilidad a la despoblada grada. Era la sexta jornada y con los tres puntos el Granada se afianzaba en el cuarto puesto. Lo malo es que ésta fue la última de las cuatro únicas victorias que consiguió el técnico Manuel Ángel Muñiz, que no llegaría a comerse los turrones en nuestra tierra aunque su sustituto, Ramón Blanco, poco mejoró los resultados de aquel triste Granada 01-02, en la última temporada antes de la debacle del descenso administrativo a Tercera.
Lo más noticiable del partido no ocurrió dentro del rectángulo verde del nuevo Los Cármenes, sino en sus inmediaciones. El míster visitante Felipe Mesones, ausente de Granada desde el “Murcianazo”, fue recibido de uñas y con pancartas alusivas a su supuesto comportamiento poco honesto en la pérdida del ascenso de poco más de un año atrás. Con ese panorama, apenas asomó la cabeza de su banquillo en esta ocasión, él que siempre vivía intensamente los partidos, y tuvo que oír las constantes puyas que le dirigía la escasa parroquia. A la finalización declaró a la prensa que no entendía el enfado de la afición granadinista y que no tenía nada que decir al respecto de lo del Murcia.
El gran chasco del 25-J 2000 fue excesivamente cruel y estaba todavía muy vivo en la memoria de la afición. Si es que algún protagonista no se comportó como es debido aquella asfixiante tarde de junio, seguramente nunca lo sabremos a carta cabal. El caso es que la grada tenía una cuenta pendiente y puso mucho más empeño en acordarse de toda la parentela del técnico que en animar a su equipo o seguir las incidencias del juego, por otra parte bastante ramplón y anodino. D. Felipe y la expedición murciana tuvieron finalmente que abandonar el estadio bajo protección policial.
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