Viene a Los Cármenes un equipo que a priori asusta, porque aparte de ser el mejor de la segunda categoría en estos momentos, es también el de más solera y mejor palmarés de todos los que componen la Liga Adelante. Esto nos lo dice tanto ese décimo puesto que ocupa en la clasificación histórica como el hecho de ser el único club de la categoría que ha ganado una liga y, por si fuera poco, también dos copas de España. Hablar del Betis es en realidad referirse a un club de primera que transitoriamente juega en segunda.
Treinta y cinco (sin contar los dos de esta misma temporada) son los antecedentes históricos de partidos entre sevillanos y granadinos a los que podríamos añadir otros cuatro, que son los que se jugaron dentro de los respectivos campeonatos regionales previos a las ligas de las temporadas 1935-36 y 1939-40, pero tales enfrentamientos no están catalogados como partidos oficiales y, por tanto, no cuentan. En 18 ocasiones vino el Betis a Granada (sólo una al nuevo Los Cármenes), de ellas ocho fueron de Primera, siete de Segunda, dos de Copa y una de Promoción. De ellas, en nueve se fue de vacío, en cuatro empató y en cinco se llevó todo el botín.
Como queda dicho, es el Betis el único club de Segunda que alguna vez ganó una liga, aunque fue en una fecha ya lejana como es la temporada 1934-35. Precisamente como flamante campeón compareció en Granada por primera vez en la historia, el día de San Miguel del año 1935, dentro del que se llamó Campeonato Superregional Andaluz, cuyos partidos no se consideran oficiales. Venía el Betis con todas sus estrellas, como el goleador Unamuno y su tripleta de medios Gómez, Larrinoa y Saro, más su defensa internacional Aedo, pero el Recreativo de Lippo Hertza supo jugarle de tú a tú y el partido acabó en empate a cero, que podría haber sido una victoria local si no se le hubiera anulado un gol al ariete recreativista Calderón. Aquélla fue la única vez que en Granada pudimos ver a la pesada mole (Entrala dixit) que era el defensa italiano Bianchi, el primer extranjero en la historia del club, antes que el húngaro Bukzzasy, que del Madrid se incorporaría dos meses después.
La primera visita bética a Granada de Primera fue una gran ocasión para los nuestros, que apalizaron a los verdiblancos por 6-2. Fue el 11 de octubre de 1942, con arbitraje de Escartín. Marcaron Leal dos, Marín, Mas, Nicola y Gonell en propia puerta, y las crónicas coinciden en que pudieron ser bastantes más los goles rojiblancos. El partido correspondía a la tercera jornada de una temporada negra para el Betis, pues acabó en descenso y es la que marca el inicio de la gran decadencia que sufriría el equipo sevillano.
Porque aunque estemos ante el rival de mejor palmarés de todos, sus laureles deportivos no le impidieron caer bien bajo en determinada etapa de su historia y también tuvo el Betis su particular y amarga travesía del desierto. Fueron siete años, entre 1947 y 1954, en los que cayó a Tercera y estuvo a punto de desaparecer. Y fue militando en Tercera cuando visitó Los Cármenes en otras cuatro ocasiones, pero ahora para jugar contra el Recreativo. La primera vez, en la 50-51, salió derrotado (2-0) para alzarse con el triunfo en las dos siguientes visitas y empatar en la 53-54, la última de sus siete temporadas en el tercer nivel, cuando con refuerzos como Sabino Barinaga pudo recuperar la segunda categoría.
Entre los Granada-Betis merece destacarse el que se jugó en la 60-61, pero no por sus bondades balompédicas sino por todo lo contrario y por el escándalo que armó en Los Cármenes el árbitro González Echevarría, que ignoró un claro penalti sobre Vázquez y anuló inexplicablemente un gol legal de Rafa. Hubo aquella tarde de diciembre algún intento de agresión al colegido y el partido por esa razón quedó suspendido durante algunos minutos. Uno de los béticos que desató las iras del respetable fue el guardameta Otero, a quien se acusó de lesionar a Vázquez y a Carranza. Sólo dos años después jugaría en el Granada, donde permaneció cuatro temporadas y sigue siendo recordado como uno de los mejores porteros que tuvo el Granada. El partido finalizó con victoria forastera 1-2.
Aparte, hay también en la historia de los Granada-Betis alguna que otra de esas situaciones en las que quedó flotando la duda de si los acontecimientos se habían desarrollado de forma legal o en ellos habían influido algunos mengues o duendecillos antigranadinistas. Como en la promoción de la temporada 1966-67 por la que el Granada perdió la máxima categoría a pies del Betis, doble enfrentamiento que siempre dejó la sospecha de este emparejamiento que les evitaba a los béticos tener que jugársela con su eterno rival, el Sevilla, el otro promocionista de Primera, que no tuvo ningún problema para mantenerse con el mucho más endeble Sporting de Gijón. Otra de estas situaciones sospechosas ocurrió en el último partido de la 78-79, en el campo del Betis, donde una derrota rojiblanca 2-1 frustró un más que posible ascenso a Primera del Granada y supuso el del Betis.
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