Tras una muy trabajada y mínima victoria ante el Gijón en Los Cármenes y una derrota también mínima en el Insular, jornadas 13 y 14 de Primera, vuelve la liga andaluza que en su sexta jornada trae a Granada al Córdoba, descendido a Segunda y entrenado por Vavá.
El miércoles 13 de diciembre de 1972 hizo muy buen tiempo en Granada, pero el partido se fijó para las cuatro y media de la tarde, cuando muchos posibles espectadores están en sus tareas. Quizás por eso la entrada no llegó ni a la mitad del aforo. De cualquier modo, pasada la euforia de la primera edición parece que ya no hay tanto interés por esta competición no oficial. Este año el Campeonato Andaluz de reservas parece que ya no marcha tan bien como el pasado y se lo tiene un tanto olvidado a pesar de que el Granada también en esta segunda edición gana y golea con facilidad. Y eso que los granadinistas tenemos el gran aliciente de poder ver a nuestro nuevo ídolo ya que en otro sitio no nos dejan verlo. La alineación de Echecopar justifica por sí sola hacer rabona en las obligaciones de cada uno de los hinchas. Y desde luego no nos defrauda el argentino.
El partido puede resumirse en la frase que dijo a la prensa el míster cordobés Vavá: «Ha sido un festival de Echecopar». Vavá, que en un mes será sustituido por Joseíto y que años después entrenará al Granada, reconoció la neta superioridad rojiblanca y no puso ni una pega al resultado de 3-1 con el que su equipo salió derrotado. Por su parte Manolo Ibáñez, que ocupó el banquillo granadinista, dijo que en la segunda parte «les cantamos la traviatta».
Aquel partido contra el Córdoba fue, tal como dijo Vavá, un festival Echecopar. Para mí, que no me perdía un solo partido por entonces, aquella fue la gran tarde del repudiado por la Federación. Marcó dos goles y dio el tercero, y los tres fueron de antología. El primero de “killer” del área, recogiendo un rechace y rematando con maestría. El segundo fue de pañuelos, de golpe franco directo salvando la barrera y clavándola en la escuadra. Pero el tercero mereció ya sombreros y vuelta al ruedo, en una jugada individual maravillosa culminada con balón medido a Santi, que remató a la red también de forma sobresaliente. Seis partidos se habían jugado ya del campeonato andaluz y otros tantos eran los goles que había conseguido el argentino, uno más de los que llevaba el máximo goleador del primer equipo, Porta, en las catorce jornadas disputadas.
Jugaron por el Granada: Navarro; Moreno, Aguilera, Tono (Gerardo); Monchi (Manolín), Pla; Gruart, Santi, Paco (Gregorio), Echecopar y Garre (Abelenda). Aparte del gran aliciente de Echecopar y de que el juego de ambos equipos, como era norma en este torneo andaluz, fue alegre y olvidado de excesivas precauciones defensivas, también servían estos partidos para ver a determinados jugadores fichados este mismo año para el primer equipo y que eran una incógnita. Como vemos en la alineación rojiblanca hay nombres que no suenan mucho, como Tono, Paco o Monchi, aunque a ninguno de los tres se le vio nada de particular. Mucho mejor fue la impresión que dejaron los recreativistas Navarro, Gregorio y Abelenda. Por otra parte hay que destacar el debut de un futbolista por entonces en edad juvenil, Gerardo Castillo, que no desentonó.
Fue sin duda uno de los mejores partidos granadinistas de todos los disputados en las distintas ediciones de la liga andaluza y situó de líderes en solitario a los rojiblancos, con diez puntos y cuatro positivos de las cuatro victorias y dos empates por ninguna derrota. Los inmediatos perseguidores eran el Betis, a dos puntos, y el Sevilla, a tres, aunque ambos con un partido menos.
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