La liga oficial, la de Primera, llega a la jornada quince el 17 de diciembre de 1972. Es una fecha histórica porque ese día en Los Cármenes, abarrotado con más veinte mil espectadores, asistimos a uno de los escándalos arbitrales más sonoros de los varios vividos en el viejo estadio, equiparable a otros grandes follones provocados por errores arbitrales, como el de la 47-48 (Gojenuri), el de la 57-58 (Ortiz de Mendívil) o el de la 70-71 (Guruceta),o como el que ocurrirá a la siguiente temporada, con la visita del Barcelona y Franco Martínez. Fue un partido del que sólo se jugaron 82 minutos y que tiene un lamentable protagonista, el árbitro Bueno, principal culpable de que el Granada acabara derrotado 0-1 en Los Cármenes por el Atlético de Madrid.
La actuación del colegiado aragonés Bueno Perales mereció largas parrafadas de la prensa, que dijo de él que se le vio falto de facultades, siguió el juego de lejos y estuvo ayuno de criterio y autoridad; anuló un gol legal al Granada para después darlo por válido y nuevamente cambiar de opinión y volver a anularlo; no vio una clarísima mano dentro del área atlética; y administró las tarjetas blancas (todavía no eran amarillas) a voleo y al buen tun-tún. Todos estos cargos, se me dirá, seguro que te los has inventado o los exageras, como forofo granadinista confeso que eres. Pues nada de eso, porque esa relación de errores de mucho bulto que van por delante está sacada de la crónica que en Hoja del Lunes de Madrid firma Víctor Ruiz.
En un partido más bien malo el Granada, diezmado por las lesiones, fue mejor que su adversario y pudo haber ganado pues dispuso de las mejores ocasiones para golear, en especial una tempranera de Porta, quien después de sortear la salida del guardameta Pacheco y disparar a puerta vacía vio como casi en la raya un defensa sacaba el balón. El encuentro parecía encaminarse hacia la igualada sin goles hasta que un fallo de Aguirre Suárez (uno de los pocos que se le vieron mientras fue rojiblanco) propició el único gol que valió del partido, obra de Becerra, cosa que ocurrió hacia el minuto 32 de la segunda parte. A partir de este momento es cuando empieza lo gordo, porque casi en la jugada siguiente Chirri hizo gol tras una melé en el área atlética. El colegiado Bueno pitó en primera instancia fuera de juego, su mano levantada así lo indicaba, cosa del todo errónea pues un jugador atlético más el portero estaban bajo los palos. Reconociendo su error señaló el centro del campo y hacia allá se dirigía, pero ante las protestas forasteras volvió a anular el gol señalando esta vez falta en ataque.
Ahí fue la de Troya, como se dice. Gritos de ¡Guruceta!, ¡Guruceta!, y otros mucho más escatológicos dirigidos al de negro, acompañados de varios cientos de almohadillas de la Cruz Roja, salieron volando de las gradas.
Quedaban por jugarse casi diez minutos y el partido se reanudó después de un parón de más de cinco y cuando todavía no se habían retirado totalmente los muchos objetos caídos al terreno ni éste se había despejado de los empleados que se ocupaban de apartarlos. Con gorrillas por en medio y todo, en un avance granadino, Castellanos dispara a puerta y el atlético Benegas da un manotazo al balón que ve todo el mundo menos Bueno. Si el ambiente estaba caliente, después de ignorar el claro penalti se puede hablar de incendio en Los Cármenes, cuyas viejas gradas se quedan literalmente sin almohadillas y sin nada que pueda servir para hacer puntería con el de negro. Hay incluso varios amagos de saltar a pegarle al colegiado, que resulta finalmente alcanzado de refilón por la coz que le lanza un energúmeno del público, que ha logrado acercase al trencilla.
Los ocho minutos que faltaban no llegaron a jugarse. Bueno Perales, sin color en su rostro, se retiró a los vestuarios después de estos incidentes y ya no quiso volver a salir. De esta forma concluyó un partido en el que el Granada fue mejor, pero perdió ante un Atlético de Madrid que sólo se empleó en defenderse. Acababa así una imbatibilidad del Granada en su estadio y en liga que duraba ya veintiún meses, concretamente desde que el 14 de marzo de 1971 el Barcelona venció 0-2. Con la victoria en Los Cármenes el Atlético de Madrid accedía al liderato en esta 72-73 en la que al final fue campeón. Por su parte, el Granada volvía a contar con dos negativos y perdía dos puestos en la tabla clasificatoria bajando hasta el décimo justo antes del parón navideño.
La directiva de Candi remitió una extensa carta al Comité de Competición dando su versión de los hechos y cargando las tintas sobre el referí, al que responsabilizó de los altercados por su total ineptitud técnica, física y síquica. Y el Comité decidió a los pocos días dar el partido por finalizado con el resultado de 0-1 y multar al Granada por lanzamiento masivo de almohadillas y agresión individual al árbitro, apercibiéndolo de cierre de su estadio. Pero al mismo tiempo sancionó al colegiado Bueno, del que dijo haber apreciado graves errores técnicos, suspendiéndolo por dos meses por haber decretado la terminación del encuentro sin haber antes agotado todos los medios a su alcance para evitarlo.
2 comentarios:
Buenísimo el blog. Un placer leer tus entradas y recordar aquellos maravillosos años del mejor granada de todos los tiempos...
Gracias por el trabajo que realizas. Un saludo.
Francisco Abuín
Gracias a ti por tus elogios y por dejar tu comentario. Saludos.
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