EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 3 de octubre de 2022

EL CLUB EN MANOS DE UNA COMISIÓN GESTORA

 

El Granada queda regido por una comisión gestora en la que se integran entre otros: José Carmona Ros, delegado de la Federación; Daniel Saucedo Aranda, redactor de Patria; y José de Vicente, redactor de Ideal

 

Comisión gestora

La dimisión de Alonso Roda y su directiva dejó nuevamente desgobernado el club. Sonó otra vez José Bailón como posible presidente, pero pocos días después y dando por supuesto que en las circunstancias actuales nadie querría hacerse cargo del sillón, se decidió que el Granada CF quedara regido por una comisión gestora, fórmula propuesta por el delegado de la Federación Andaluza en Granada, José Carmona Ros, previa consulta a Sevilla. Es una decisión heroica, comenta Ideal, con la única idea de evitar la retirada del Granada de la liga y su desaparición como club deportivo.

La comisión quedó integrada por un grupo reducido presidido por el propio Carmona, acompañado del vocal granadino en el Comité Directivo de la Federación Andaluza, Luis Moreno Molina, más dos jugadores de la primera plantilla, Toñín y Mas como los más veteranos, y también un representante de cada uno de los diarios granadinos, Patria (Daniel Saucedo Aranda) e Ideal (José de Vicente Prados), todos ellos como vocales. La comisión se disolverá al finalizar la competición oficial, para lo cual sólo faltan siete jornadas. Su cometido será administrar lo que se recaude por taquillas y socios y hacer un reparto proporcional a los jugadores, descontando los gastos de impuestos y desplazamientos.

En principio todos los jugadores de la plantilla admitieron la solución de urgencia adoptada e incluso renunciaron a las primas que de ahí a final de temporada pudieran corresponderles.

            Terminada la temporada oficial, la comisión gestora rindió cuentas unos días antes de la asamblea por la que había de formarse la nueva directiva rojiblanca, resultando que una vez liquidados todos los gastos, incluidas las nóminas de todos los empleados del club y las de los futbolistas, quedaron en caja algo más de 2.000 pesetas. El balance fue expuesto en la sede del club a disposición de todos los socios que quisieran revisarlo.

 

Nada se pudo pescar en Melilla

            Con el escaso dinero que había en caja en el momento de la dimisión de la directiva de Alonso Roda se sufragaron los billetes de avión ida y vuelta y los gastos de estancia que suponían el desplazamiento a Melilla para disputar la jornada 24. Un aficionado del que no trascendió su nombre, a título particular, ofreció a los jugadores una prima especial si puntuaban.

            En la llamada plaza de soberanía norteafricana el Granada ofreció una imagen mejorada y dominó en el marcador del Álvarez Claro durante buena parte de los noventa minutos, pero no pudo traerse nada positivo y sumó su cuarta derrota consecutiva, 2-1. Con una alineación revolucionaria en la que Japón I salió de inicio como delantero centro (en la segunda parte volvió a la defensa) y con los recuperados Felipe Martín y Mas en detrimento de Cea y De la Vega, poco faltó para puntuar, pero, dice la crónica de Hoja del Lunes firmada por Seudónimo (Saucedo Aranda), que viajó con el equipo, dos fallos del portero Martín, quien venía siendo el más regular de toda la plantilla y en otros partidos mereció buena nota, supusieron sendos goles de los norteafricanos. La derrota hizo perder al Granada un puesto en la tabla y colocarse en el 14º, tercero por la cola y a tres puntos del décimo, lo cual no era sino agudizar aún más la crisis porque los dos últimos clasificados en esta liga tan atípica debían de pelear entre ellos por evitar no ya el descenso a tercera sino el caer directamente a categoría regional.


El defensa Japón I acabó actuando de delantero centro por causa de las lesiones

            El Melilla era un equipo de la zona media de la tabla que acabó la liga en el puesto octavo, por lo que tuvo que disputar promoción de permanencia, pero, como a otros varios, la no reestructuración lo salvó del descenso a tercera. Al terminar el partido y en su local social, los jugadores rojiblancos fueron obsequiados con lo que se llamaba antes un vino de honor, un ágape, y es que en Melilla no olvidaban el buen trato y la hospitalidad que les dispensó nuestro club cuando el fatal accidente de Loja, hacía de esto algo más de un año. La misma crónica dice que no mereció la derrota nuestro equipo, muy mejorado respecto de sus últimos partidos en el aspecto anímico y de entrega, lo que hace concebir algunas esperanzas de salvación. Por su parte El Telegrama del Rif, diario melillense, dice que gustó el Granada y que no se explican cómo puede ir tan mal clasificado, «Batallaron los blanquirrojos con mucho coraje y nervio y a su cargo estuvo el poco fútbol que presenciamos».

            A la vuelta de la expedición granadinista en autobús desde Málaga, donde tuvieron que conformarse con un bocadillo como todo almuerzo al haberse impuesto en el club una austeridad espartana tras la llegada de la comisión gestora, fueron los expedicionarios protagonistas de una buena acción al auxiliar a un matrimonio de turistas franceses que habían quedado detenidos en su coche a la altura de Santa Fe por sufrir el varón un desvanecimiento, un síncope, dice la noticia de Ideal. El futbolista Japón se puso a los mandos del coche y condujo éste hasta el Parador de San Francisco, donde se alojaba el matrimonio. No ocurrió nada más reseñable y al día siguiente el enfermo estaba totalmente restablecido.

 

El Recreativo vence al Jerez pero es derrotado en Peñarroya en Copa Aficionados

            Como en otras muchas jornadas esta temporada, la alegría la dio el filial, que en Los Cármenes sacó adelante su partido ante el Jerez y venció 3-1 a un equipo de la zona media de la tabla toda la liga, pero que acreditó poseer un buen conjunto y la mejor delantera del grupo, dice José de Vicente en Ideal, en la que sobresalía un granadino de Alhama, Vinuesa, la temporada anterior en primera con el Alcoyano, que fue el autor del gol jerezano. También venía con los jerezanos el ex granadinista Barnet. El Recreativo, con la reaparición de Vicente, dio otra vez un gran espectáculo lleno de garra y buen juego, superando al que se había considerado el mejor partido hasta ese momento, el anterior ante el Almería. Con los dos puntos remontó otro puesto en la tabla y quedó 10º cuando faltaban sólo seis jornadas para terminar la liga.

            El Recreativo atravesaba un buen momento de juego, pero esto parecía ser aplicable sólo a los partidos de casa porque el jueves siguiente a su victoria sobre el Jerez, últimos de febrero, se desplazó a Peñarroya, Córdoba, para disputar la ida de la semifinal de Copa Aficionados en su fase regional y del pueblo minero se vinieron derrotados ampliamente, 4-1, por el cuadro local, que militaba en regional preferente. Fue una repetición de otros choques recreativistas a domicilio, es decir, empiezan los chavales jugando muy bien y se adelantan en el marcador, pero después no saben aprovechar las ocasiones que se le presentan por falta de rematadores y acaban perdiendo el partido.


El buen Recreativo de la 51-52. De pie: Cuerva, Garrido, Rivera, Díaz Cara, Santi, Julio y Rafa; agachados: Urquizar (suplente), Guerrero, Jaime, Vicente y Lorenzo

Dos puntos frente al Mallorca

            En la jornada 25, a primeros de marzo, el Granada pareció confirmar su ligera recuperación apuntada en el desplazamiento a Melilla y venció 3-1 en Los Cármenes, con poco público en las gradas, al Mallorca, el sexto clasificado (en ese mismo puesto acabaría la liga), que traía en su alineación al futuro granadinista Rius, el mejor de su equipo y autor del único tanto mallorquín. La alineación rojiblanca fue la misma que tan buena impresión causó en su anterior partido, y su improvisado delantero centro, Japón I, fue autor de dos de los goles locales y se le anuló un tercero (por fuera de juego posicional de Mas) magnífico de ejecución. La mejora rojiblanca pudo apreciarse sobre todo en el aspecto combativo, no tanto en lo tocante a juego enlazado.

Al terminar el partido la fuerza pública se llevó detenido al guardameta mallorquín Caldentey por haber hecho gestos obscenos dirigidos al público. Los dos puntos hicieron al Granada subir al 13º y renació la esperanza de al menos alcanzar la décima plaza, que quedó a dos puntos y que daba derecho a intentar la permanencia en liguilla.

 

El Recreativo pierde en San Fernando y entre semana queda eliminado de la Copa Aficionados

            El Recreativo, evidenciando que no era lo suyo jugar lejos de Los Cármenes, sumó una nueva derrota, 3-0 en San Fernando. El hecho de que sólo tres días antes había disputado la ida de semifinales de Copa Aficionados, de donde salieron varios recreativistas tocados, obligó a presentar una alineación de circunstancias en la que se integraron sus recientes incorporaciones de los segundos filiales, los hermanos Navarro más Lopera, dando entrada también a Tobalina, que no jugaba desde los primeros compases de la liga. Con ese once improvisado echó mucho de menos a los ausentes: Cuerva, Garrido, Sánchez, Rafa, Miguel y Guerrero, o sea, medio equipo titular, algunos de ellos reservados pensando en el gran esfuerzo que habría que realizar para superar la eliminatoria frente al Peñarroya, a disputar el jueves siguiente. Con esas premisas poco pudo hacer ante un equipo plenamente profesional y veterano como el San Fernando, que acabaría la liga en la mitad baja de la tabla. El Recreativo acabó la jornada en el puesto 12º.

            A estas alturas del campeonato, los esfuerzos recreativistas iban más encaminados a hacer el mejor papel posible en Copa Aficionados, en la que quedaba por disputar la vuelta frente al Peñarroya, partido a disputar entre semana. Los días previos fue subiendo la expectación como pocas veces se había visto en Granada, sobre todo tratándose de un equipo distinto del primero de la provincia y de una competición menor como la Copa Aficionados. El presidente recreativista Jiménez Callejas y el directivo García Royo, más algunos futbolistas, desde la única emisora de radio existente por entonces, Radio Granada, dirigieron alocuciones a la afición buscando su apoyo, e incluso hubo un llamamiento al comercio e industria locales para que dejaran a sus empleados acudir al partido, a celebrar el jueves 6 de marzo por la tarde. Además, la directiva del Recreativo prometió una prima especial, un aparato de radio a cada uno de los futbolistas, si eran capaces de remontar el 4-1 en contra que se trajeron de tierras cordobesas en la ida.

            Pero no pudo ser y el Recreativo quedó eliminado de la competición al no ser capaz de remontar. Con los Cármenes abarrotado el partido acabó en empate a un gol. El filial presentó su alineación titular en esta competición, pero, según la crónica de Ideal, pecó de excesivo nerviosismo y en esta ocasión a los blanquiazules les faltó fondo físico para afrontar los noventa minutos y además en ningún momento pudieron desarrollar su juego característico de pases bien trenzados y de apoyo constante. La directiva recreativista sopesó presentar una reclamación ante la Federación por estimar que el club cordobés había alineado profesionales, pero finalmente nada se hizo.


Santi, el único titular del Recreativo no nacido en Granada


Mínima derrota en Vallejo

            En la siguiente jornada para el Granada, ya la 26, hubo desplazamiento a Valencia, al campo de Vallejo, donde los rojiblancos resultaron derrotados por un único gol. El Levante era de los pocos que marchaban en la tabla por detrás del Granada y era por tanto un rival directo en la lucha por huir de la quema, cosa que no conseguiría al terminar antepenúltimo y descender a tercera, siendo uno de los pocos equipos del grupo que finalmente perdieron la categoría. Así que ésta era una de las últimas ocasiones de mejorar que se le presentaban a los rojiblancos, que jugaron un partido aceptable pero, como tantas veces esta olvidable temporada, sin remate. No hubo suerte y Chaves, que reaparecía y volvió a lesionarse, falló un claro gol, Mas estrelló un tiro en el poste y un defensa levantino sacó un remate que ya entraba en la misma línea de puerta. Para colmo, el que venía siendo el mejor rojiblanco en los últimos partidos, Japón, nuevamente alineado como delantero centro, se lesionó y ya no pudo volver a ser utilizado en los cuatro partidos cruciales que faltaban para terminar la liga.

El Granada ocupó en la clasificación con esta derrota el puesto 14º o tercero por la cola, aunque todavía le separaban sólo dos puntos del 10º, pero lo peor fue que el Levante, inmediato perseguidor y en puesto de posible descenso a regional como penúltimo, quedó empatado a puntos con el Granada. Al menos el golaveraje (3-1 en la ida) quedó a favor de los rojiblancos, detalle muy importante como veremos.

            Si en su última salida, cuando volvía la expedición rojiblanca de Málaga después de haber jugado en Melilla, ayudó a unos automovilistas en situación apurada, en el camino de Valencia hubo otro incidente en plena carretera que cuenta José de Vicente, viajero en el mismo autocar granadinista. A la altura del pueblo murciano de Totana un camión con su carga detenido en la orilla de la carretera ardía de manera incontrolada hasta que el chófer del autobús rojiblanco, Joaquín Asensio, sofocó el incendio haciendo uso del extintor que llevaba en su vehículo. No hubo heridos.

 

Empate casero del Recreativo con el España de Tánger

            Por su parte el Recreativo, que recibía a otro de los gallitos del grupo, el España de Tánger, no pudo pasar del empate a dos goles en Los Cármenes. Los jóvenes canteranos habían sido retirados del mundanal ruido después de su partido frente al Peñarroya y se habían marchado concentrados a Lanjarón porque, según pudo leerse en Ideal, estaban siendo asediados por numerosos patrones de pesca venidos al olor de los sonados triunfos de semanas previas. De la localidad alpujarreña bajaron directamente a Los Cármenes para la disputa de su partido de la jornada 26.

            Antes del partido y a modo de exhibición, pero perteneciente al campeonato regional de balonmano, se enfrentaron dos equipos de once jugadores, ambos de Granada; uno era el Recreativo, en el que jugaba el que años después fue insigne periodista deportivo José Luis Piñero, y el otro el Juventud, en un partido a todo el campo. En taquilla, junto a la entrada, se entregaba a los asistentes un folleto explicativo de las normas de este “exótico” deporte, y por megafonía se explicaban las jugadas y el reglamento simultáneamente al desarrollo del juego. Ganaron los del Juventud 4-8. En el descanso del partido Recreativo-España de Tánger hubo otra exhibición, ésta de aeromodelismo.

            Acusando el cansancio acumulado por tantos partidos disputados, los recreativistas no pudieron ofrecer a su cada vez más numerosa parroquia un partido completo como los de Cádiz y Almería, otros dos gallitos. El Recreativo puso todo su entusiasmo, pero sólo a ráfagas mostró su buen juego característico, y a pesar de todo poco faltó para anotarse los dos puntos, fallando en el último suspiro Díaz Cara un gol a portero batido, aunque también pudo darse el caso de que acabara derrotado ante uno de los mejores equipos que por aquí pasaron, como era el España, que desperdició también numerosas ocasiones de golear. Siguió el filial ocupando la misma plaza en la clasificación.


Recorte de Ideal sobre el partido Recreativo-España de Tánger

Retirada del Larache

            Tras jugarse la jornada 26, el grupo VI de tercera perdió otro integrante y quedó reducido a 14 (antes se había retirado el Maghreb de Tánger) al decidir retirarse el Larache, el farolillo rojo prácticamente toda la liga y virtualmente descendido en esos momentos, una retirada que vino a modificar la clasificación ya que al anularse todos sus resultados la mayoría de los equipos vieron rebajado su saldo en cuatro puntos. Al Recreativo se le descontaron dos, pero siguió ocupando la posición 11ª en la clasificación, cuarto por la cola, con solo Español de Tetuán, Utrera y Malagueño por detrás. En esos momentos se decía en fuentes no oficiales que los descendidos iban a ser sólo ocho, así que renacía la esperanza de alcanzar una de las plazas de salvación, aunque realmente se pensaba que no tendría ninguna utilidad ya que, si descendía el primer equipo, el segundo sería arrastrado a la inferior categoría.

Los marroquíes del Larache denunciaron intentos de soborno anónimos en la previa y decidieron retirarse tras su partido con el Betis (1-2), que no llegó a terminarse, ante la parcialidad del colegiado de turno, dijeron en una nota oficial.


José Amigo Vico, directivo del Recreativo y eterno socio número 1


Intento de segregación del Recreativo

            La directiva del Recreativo a mediados de marzo decidió redactar unos estatutos propios, distintos de los del GCF, pensando en adquirir entidad y figurar federativamente como un club más con todos sus derechos y obligaciones y con sus socios propios. Se formó una comisión encargada de redactar los nuevos estatutos, formada por el secretario Jaime García Royo y los directivos José Antonio Ferrón, José Amigo Vico y José López Vílchez, informa la prensa local. Y es que, ante la posibilidad cada vez más real del descenso del Granada, iba también adquiriendo cada vez más forma entre la afición la idea de liquidar al rojiblanco y continuar adelante con el filial.

            La respuesta de la comisión gestora no se hizo esperar y al día siguiente de conocerse ese intento de segregación hizo pública una nota oficial desautorizando cualquier acuerdo que suponga escisión, separación o independización del filial. También dice la nota que el acuerdo de la junta del Recreativo hay que entenderlo como de carácter puramente unilateral e improcedente, y que hay que esperar a que sea la asamblea de socios la que decida el futuro del Recreativo, el cual sigue estando deportiva y económicamente supeditado al Granada, y debe dejar en suspenso el trámite legal anunciado hasta tanto no haya una nueva directiva en el Granada CF.


Recorte del partido Granada-Plus Ultra

Victoria ante el Plus Ultra que hace renacer la esperanza de salvación

            La jornada 27, a mediados de marzo, se presentaba como otra ocasión para reducir distancias con los puestos que podrían evitar el descenso. Visitaba Los Cármenes el Plus Ultra, que seguía siendo filial del Madrid pero esta temporada había visto muy reducido su potencial al haberle retirado su patrocinador a sus mejores elementos, lo que se tradujo en una vulgarización del equipo, que en esos momentos andaba tercero por la cola en la tabla, luego era un rival directo para los nuestros (acabaría la liga en el puesto 12º y se salvaría del descenso por la anulación de la reestructuración prevista). Lo entrenaba Antonio Bonet y de 11 venía el futuro granadinista Pintos.

            El Granada salió victorioso 2-0 con muchísimo sufrimiento, consiguiendo sus dos goles muy al final, en los dos últimos minutos, lo que hace a los plumillas locales decir que hubo bastante suerte para anotarse dos puntos que volvieron a poner a tiro al décimo clasificado e hicieron renacer algo la esperanza de salvación cuando ya sólo quedaban tres jornadas por disputarse. Fue un partido bastante malo de dos oponentes que justificaron su posición en la tabla en el que el Granada por culpa de las lesiones se vio obligado a prescindir de varios jugadores que venían siendo titulares y echar mano de otros que llevaban largo tiempo sin actuar, como el extremo Ortega o como el canterano Requena, que salió de 9.

 

Paliza al Recreativo en Heliópolis

            Mientras tanto en el Heliópolis sevillano el Recreativo era ampliamente goleado 6-0 (5-0 al descanso) ante el coco Betis, clasificado el quinto y que acabaría la liga el tercero, pero sin opciones de ascenso. En un campo embarrado y muy resbaladizo, el Recreativo muy poco pudo hacer ante la gran superioridad de los locales.

El árbitro sufrió una caída y se fracturó un brazo, dicen las crónicas, lo que hizo que el partido estuviera parado más de un cuarto de hora, y cuando se reincorporó, con el brazo en cabestrillo, no se movía del centro del terreno por lo que no vio que dos de los goles béticos fueron conseguidos ilegalmente, contaron los expedicionarios a su vuelta de Sevilla. El Recreativo siguió en el puesto 11º, que ya ocupará hasta el final de la liga.

            La comisión gestora, en su afán de allegar algunos dineros para que los futbolistas pudieran estar al día, organizó un amistoso entre el Granada y el Recreativo aprovechando la festividad de San José, 19 de marzo. En Los Cármenes, con muy poco público en las gradas por lo que la recaudación fue exigua, el filial fue mejor en todos los aspectos que el primer equipo y se anotó la victoria 2-3. No tuvo más historia el partido, tan solo la prueba de la posible alineación rojiblanca el domingo siguiente en Alicante.


Una escena del partido en el que el Recreativo resultó apalizado por el Betis en Heliópolis

La subvención municipal que no fue

La directiva que presidió fugazmente Alonso Roda había conseguido del Ayuntamiento que éste le concediera una subvención de 50.000 pesetas. En aquella sesión del pleno municipal, celebrada en febrero, el concejal Moisés Linares, ex directivo rojiblanco, defendió con entusiasmo una moción por la cual la ayuda económica debía ser del doble, 100.000, a lo que otros concejales se oponían. Finalmente fue aprobada la ayuda municipal de 50.000 pesetas a pesar del parecer poco optimista, manifestado por el interventor municipal, en el sentido de que cualquier cantidad que se aprobara no contaba con la correspondiente consignación presupuestaria ni podría acudirse a la vía de los imprevistos. Así, en la siguiente sesión de pleno, unas semanas después, ante la postura en contra de varios concejales y el informe desfavorable de la comisión municipal de Hacienda, el propio Moisés Linares se desdijo de su primera postura aduciendo que aquella subvención fue concebida como apoyo a la directiva, ya dimitida cuando este segundo pleno se celebró, y que como las circunstancias habían cambiado estimaba improcedente tal ayuda y rogaba la retirada de la moción, así que ésta fue desestimada y sin dineros municipales se quedó el Granada.

Fue una decisión que sentó muy mal en el seno de la comisión gestora que había sucedido a la directiva de Alonso Roda, y en una nota oficial lamentó la no concesión de la subvención apoyándose en el hecho de que eran otros en esos momentos los que regían los destinos del club. «¿Han variado las circunstancias? Naturalmente que han variado. Pero han variado para sostener al equipo en la competición, para evitar a todo trance que el Granada se retirase de la Liga, a la que estaba indefectiblemente abocado… de no haberse hecho cargo del Club esta Comisión gestora…», se puede leer en la nota oficial facilitada a los medios.


Recorte de Ideal del Recreativo-Ceuta

El Granada empata en Alicante y el Recreativo hace lo propio ante el Ceuta

En la jornada 28, antepenúltima del calendario, el Granada empató a un gol en el campo de Bardín frente al Alicante, el vicecolista, posición en la que terminaría la liga y que le haría perder la categoría. Un gol de Requena, nuevamente alineado de delantero centro valió para atar un punto y reducir la cuenta negativa a -5. Por lo demás, fue un partido sin historia dominado por el intenso calor a pesar de estar a finales de marzo. Ya sólo faltaban dos jornadas por jugarse y el Granada estaba el 11º a tres puntos del 10º, así que sólo existían remotas posibilidades de salvación.

Idéntico resultado se dio en Los Cármenes en el partido Recreativo-Ceuta, empate a uno. El equipo norteafricano, entrenado por el ex granadinista Severiano Uría (aquel del escándalo en un partido Granada-Coruña de la segunda temporada del Granada en primera, cuando alegó haber sufrido un ataque de amnesia para justificar una pésima actuación), ocupaba plaza en la mitad de la tabla y tenía también escasas posibilidades de alcanzar los puestos de salvación. Se puede decir lo mismo de este partido que del de los “grandes” en Alicante, que hizo mucho calor y que no tuvo más historia que la de los goles, y el público, bastante menos numeroso que en partidos anteriores, se aburrió de lo lindo. El Recreativo ya estaba matemáticamente descendido, recordemos que desde el sexto hacia abajo todos caían a regional. De todas maneras, el descenso del Granada se veía como poco menos que inevitable, un descenso que lo arrastraría en su condición de filial, quizá por esa razón en estos últimos partidos había bajado apreciablemente la intensidad que los recreativistas ponían en sus partidos, que fue lo que pasó en su choque con los ceutíes.

 

Descanso liguero y amistoso en Motril

El último domingo de marzo debía de haberse jugado la jornada 29 y penúltima, pero la liga se suspendió en todas sus categorías para que en esa fecha se jugaran todos los partidos de jornadas anteriores aplazados en su día por diversos motivos, circunstancia aprovechada por el Granada para desplazar a Motril a un combinado de suplentes del primer equipo con jugadores del Recreativo a la disputa de un amistoso. En el campo del Majuelo se impusieron los motrileños, terceros en su grupo de regional preferente, por el resultado de 3-2. El Motril alineó a los ex granadinistas de esta misma temporada Bosque y Álvarez. Otro combinado Granada-Recreativo tenía previsto jugar el mismo domingo otro amistoso en Linares, pero éste se suspendió por el mal tiempo.

 

 

 

CALLEJEANDO

 

El “peligroso” Parque de Invierno

            «Debes ir bien prevenido / aunque no busques pelea; / asegura quien ha ido / que allí se está más “vendido” / que en la Guerra de Corea», se podía leer en una caroca del Corpus 1952 debajo de una caricatura en la que se ve el Llano de la Perdiz por el que pasean varias personas blindadas con armadura por temor a las balas que silban.

            La clave nos la da una carta al director publicada en Ideal a mediados de febrero y firmada por N. Martín González, en la que el comunicante, bajo el título “Fuego en el Parque de Invierno”, dice que el último domingo había estado con su familia paseando por el recientemente inaugurado parque del Llano de la Perdiz y aledaños, y que numerosas personas que también disfrutaban del asueto dominical en aquel paraje preguntaban a los guardias forestales que quién les había disparado pues habían sentido pasar balas silbando muy cerca de sus cabezas.

            Al parecer, según el mismo comunicante, los disparos provienen del cerro al otro lado del valle del Genil, donde está el polígono de tiro de Las Conejeras, ya que se escuchaban detonaciones en esa dirección. Se trataría de balas perdidas que van a caer en las laderas del otro lado del río, y si hasta ahora no se había advertido tal fenómeno, siempre según Martín, es porque por estos parajes apenas transitaba nadie, pero ahora comienzan a ser bastante frecuentados por numerosas personas, al haberse inaugurado recientemente el parque.

            Desde antiguo fue el Llano de la Perdiz muy utilizado por los granadinos para sus paseos campestres, pero no existían accesos motorizados y en la zona sólo crecían matorrales. En 1949 culminaron los trabajos de reforestación de la zona, plantando miles de árboles y abriendo carreteras que dieron como resultado el que se llamó Parque de Invierno.


Una vista exterior del Albayzín Cinema

Incendio del cine Albayzín

            A mediados de febrero, el domingo 18, el mismo día en que el Murcia se llevaba los dos puntos de Los Cármenes, un incendio destruyó por completo el Albayzín Cinema de la Plaza de Aliatar, que fue el primer cine de barrio que existió en nuestra ciudad, inaugurado en abril de 1945, y del que sólo las paredes exteriores quedaron en pie. Se proyectaba la película “Horizontes Salvajes” en la función de las 9 de la noche cuando empezó a arder el local por la parte de la pantalla, pero se pudo desalojar ordenadamente la sala y no hubo que lamentar lesiones personales.

La noticia que leemos en Hoja del Lunes dice que el fuego se inició en el inmueble lindante, calle San Buenaventura 11, provocado por el inquilino de la misma, Fernando Rodríguez Braojos, que quedó detenido e ingresó en la cárcel. Iniciado el fuego en la parte alta del inmueble vecino, rápidamente se corrió a la techumbre del local cinematográfico, y en poco espacio de tiempo afectaba a la totalidad de la casa, aunque el trabajo de los bomberos, reforzados por el personal de incendios de la fábrica de pólvora del Fargue, impidió que se quemaran la máquina y el material que se almacenaba en la cabina de proyección. La brigada de incendios, los bomberos, con su capataz José Cazenave al frente, llegaron prestos al lugar, pero no pudieron evitar la destrucción total por las llamas del popular cine Albayzín porque tropezaron con la falta de presión y el mal estado de las bocas de riego, obstruidas o rotas la mayoría, por lo que tuvieron que abastecerse de aljibes albaicineros cercanos, operación en la que se perdió hora y media mientras el fuego avanzaba. El hecho de ocupar el cine Albayzín una manzana aislada, sólo tocando con la casa donde se inició el fuego, evitó que el incendio tomara mayores dimensiones. Mientras todo eso ocurría eran testigos el gobernador militar Aranguren, el alcalde Ossorio y varios de sus concejales, personados en el lugar.

El edificio del cine Albayzín, que estaba protegido por una póliza de seguro contra incendios, pertenecía a los socios Ángel Garach Blanco y José Rosales Camacho (“Pepiniqui”), también propietarios de la casa de San Buenaventura 11 donde empezó el fuego, provocado intencionadamente por su inquilino, Fernando Rodríguez Braojos, de 57 años, cañero de profesión, que vivía con su mujer y dos hijas no precisamente en buena armonía; tras una discusión familiar que se zanjó con el abandono del domicilio por el cónyuge y la prole y en estado de embriaguez, amontonó sillas y mesas y les prendió fuego para después autolesionarse en las muñecas y el cuello con una navaja, pero sin que esas heridas fueran graves. Acto seguido el incendiario se tumbó en su cama, de donde fue salvado por algunos vecinos que acudieron cuando vieron las llamas y el humo. El incendiario declaró que no recordaba nada de lo ocurrido debido al mucho vino ingerido.

También este incendio y las eternas deficiencias con que tropezaban los bomberos a la hora de apagar un fuego tuvieron su caroca en el Corpus de 1952. El capataz José Cazenave, quien ya llevaba muchos años al frente de la brigada de incendios y era muy conocido en toda la ciudad, aparecía caricaturizado contemplando el fuego del cine Albayzín, y debajo rezaba la quintilla correspondiente: «Al pie de Sierra Nevada / el tanque está siempre seco / y la tubería atrancada. / ¡Tiene el servicio en Granada / menos mangas que un chaleco!».

 

Tranvías de tubo

            En los tratados de historia contemporánea de España figura con letras destacadas la que se llamó huelga de tranvías de Barcelona, de marzo de 1951, por ser considerada por algunos como la última batalla contra Franco de los que perdieron la Guerra Civil, o al revés, la primera batalla de una nueva forma de concebir la lucha antifranquista. Todo lo desencadenó la subida de 20 céntimos (de 50 a 70) del precio de los billetes de los tranvías barceloneses, agravada la indignación de la población por el agravio comparativo con Madrid, donde las tarifas tranviarias no subían de 40 céntimos. A primeros de marzo y durante unos días los usuarios de los tranvías de Barcelona se negaron a ser eso mismo, usuarios, por lo que los vehículos circulaban completamente vacíos. Antes de una semana fue anulada la subida de precios, pero no por eso se calmaron los ánimos y lo que empezó como un boicot de viajeros se convirtió en una protesta generalizada contra el Régimen y las pésimas condiciones de vida de un pueblo que, doce años después, continuaba sometido a una economía de guerra y sufriendo miseria y hambre. El 12 de marzo se declaró una huelga general en la que pararon fábricas y comercios. Hubo lucha callejera, “mueras” a Franco, transportes públicos volcados y quemados, enfrentamientos con la Guardia Civil y hasta víctimas mortales. Dos semanas duró el conflicto y de él resultaron destituidos el alcalde de la ciudad y el gobernador civil de la provincia.

            En Granada no se puede hablar de un movimiento generalizado de protesta, pero también tuvimos un conflicto entre los usuarios de los tranvías y la compañía concesionaria. Bueno, en realidad fue un mini conflicto, y comparar lo que sucedió en nuestra tierra con la vaga de los tramvies de Barcelona es exagerar mucho, ya que aquí no hubo acciones violentas de ningún tipo. Lo que sí que ocurrió aquí como allí fue que tuvo que intervenir la autoridad para zanjar el problema y remediar el gran malestar entre la población, que en todo momento soportó la situación estoicamente y sin rebelarse.

            También en nuestra tierra hubo en 1951 un considerable aumento de las tarifas de los tranvías, medida que había sido aprobada por el Consejo de Ministros para todo el territorio nacional. Pero no fue esto lo que desencadenó la desavenencia, como ocurrió en tierras catalanas, sino la implantación por parte de la empresa Tranvías Eléctricos de Granada, a mediados de 1951, de lo que en el lenguaje de la calle se conoció con sorna como “tranvías de tubo”.

Hasta ese momento, la costumbre era que los viajeros accedían a los vehículos por cualquiera de las puertas con que éstos contaban, normalmente dos por la parte o plataforma delantera y otras dos por la trasera, y el pago del correspondiente billete se realizaba cuando el cobrador se acercaba al recién incorporado y así lo exigía, apeándose también el personal por la puerta que más a mano le pillara. A finales de los cuarenta la compañía de tranvías adquirió de saldo unos cuantos coches que antes habían estado en servicio en Madrid y, tras someterlos a amplias reformas a base de suprimir asientos para que aumentaran su capacidad, los puso en circulación, pero con la gran novedad de que estos nuevos tranvías contaban con sólo dos puertas, una por delante y otra por detrás, a la izquierda del sentido de la marcha la delantera y a la derecha la trasera, y el acceso al vehículo había de hacerse obligatoriamente por la puerta trasera mientras que para descender había que hacerlo por la delantera. El cobrador se situaba en la plataforma de detrás, donde recibía el importe del viaje y a la vez vigilaba que nadie se saltara estas nuevas normas. Con esta medida la compañía de tranvías buscaba civilizar de alguna manera a los viajeros y acabar con la penibética costumbre, rayana en el salvajismo, de que los vehículos al llegar a las paradas eran literalmente tomados al asalto por quienes esperaban, sin orden ni respeto alguno; era la ley del más fuerte o más ágil la que imperaba y sólo los más rápidos encontraban así buen acomodo.


Dos tranvías (de tubo) se cruzan en el Puente del Genil

            Enseguida los granadinos bautizaron la novedad con el nombre de tranvías de tubo, porque por el tubo del estrecho pasillo central se veían obligados a pasar cuando llegaban a su parada, pisando callos y juanetes, salvando como se podía a las inevitables “mujeres con cesto” y abriéndose paso dificultosamente hasta ganar la puerta delantera. Los primeros conflictos no tardaron en aparecer ya que, a diario, sobre todo en horas punta, los tranvías iban abarrotados de público pues no existía otro medio alternativo de transporte, y si el viajero al llegar a su parada no había podido moverse de la parte de atrás debido a que el pasillo se hallaba ocupado, como era usual, y trataba de descender por la parte trasera, se topaba con la celosa acción cancerbera del cobrador, que se lo impedía a todo trance.

             Casi un año estuvo vigente este sistema de tranvía de tubo hasta que en la primavera de 1952 el Ayuntamiento tomó cartas en el asunto y dijo que hasta aquí habíamos llegado. En ese periodo abundan las cartas al director de lectores en los periódicos granadinos protestando por las grandes molestias que la disposición de la compañía de tranvías causaba, no sólo por la dificultad de atravesar un pasillo impenetrable, repleto de carne humana y de objetos que los parroquianos transportaban, también porque esa medida perjudicaba al tiempo que el tranvía empleaba en hacer su recorrido, ya que hasta que todos los que hacían cola no hubieran subido y pagado el importe del viaje no se ponía en marcha el tranvía; encima, los frecuentes incidentes entre tranviarios y usuarios cuando éstos no cumplían lo dispuesto y se empeñaban en apearse por donde les era más fácil, provocaban que los tranvías quedaran detenidos en medio de interminables discusiones entre unos y otros que muchas veces no acababan hasta que se presentaba la fuerza pública para zanjar los entreveros.

El Ayuntamiento en mayo de 1952, a iniciativa de su concejal Alguacil y cuando ya era un clamor ciudadano la protesta, dio tres días de plazo a la compañía para que suprimiera el sistema “de tubo” y en la prensa se publicó que ya se podía descender de los tranvías por la parte posterior, salvo en las paradas de cambio de trole, es decir, las de principio y final de trayecto. Hay que fijarse en que lo que acordó la corporación fue que ya se podía bajar por detrás, pero nada se decía de que estuviera permitido subir por delante, cosa que mucha gente interpretó que también se podía hacer, así que a pesar de la decisión municipal pacificadora todavía tuvieron que pasar unas cuantas semanas más, con sus correspondientes nuevas broncas entre tranviarios y viajeros de los que dan cuenta los medios locales, hasta que la situación se normalizó y por fin llegó la paz.

            De ahí lo que sigue: «Tras una pugna incesante, / al fin no conseguirás / saber quién salió triunfante, / si el Cabildo por delante / o la empresa por detrás». Fue la quintilla de una caroca del Corpus 1952, debajo de una caricatura en la que se veía una enorme gresca entre los viajeros y el cobrador en la plataforma de un tranvía con cerraduras en sus puertas.

            Desde 1904 hasta 70 años después contó nuestra ciudad con una de las mejores –al principio- y más extensas redes de tranvías urbanos e interurbanos de toda España. Hoy se añoran los tranvías granadinos. Hay varias páginas en la Red de evocación de aquel medio de transporte en las que se expresa el deseo de que vuelvan a ser una imagen cotidiana. Desde la perspectiva que dan los muchos años transcurridos se tiene una idea romántica de lo que eran aquellas cajas rodantes amarillas (también azules). Pero basta un somero vistazo a las hemerotecas para concluir que, desde luego, no era tan idílico el panorama. Al comenzar la década de los cincuenta la realidad era que los tranvías granadinos eran casi un anacronismo: viejos, cochambrosos buena parte de ellos, lentísimos, chirriantes, frecuentemente escacharrados, traqueteantes hasta el delirio, con paradas en mitad de donde encartara y sin un mal techo que protegiera de las inclemencias. El parque móvil granadino era insignificante en comparación con el actual, sin embargo, eran constantes los accidentes que el paso por el centro de la ciudad de los tranvías provocaba: choques con otros vehículos y atropellos a viandantes (en los diarios de la época se constata que al menos una muerte por atropello se producía cada mes).

Granada contaba ya con una población de 175.000 habitantes y acababan de surgir barrios nuevos (Zaidín, Chana, Cercado Bajo de Cartuja, Haza Grande) a los que no llegaban los tranvías. Se imponía una renovación a fondo de los coches y de los trayectos, pero la empresa, a pesar de que estos años anteriores al seíllas y la vespa le fueron muy gananciosos, no emprendió la necesaria modernización de los vehículos y de la red. Era mucho más fácil y barato que desaparecieran y fueran sustituidos por otro medio de transporte.

Todavía aguantarán los tranvías por el centro de la ciudad toda la década, hasta que en junio de 1959 se suprimieron varias líneas y los troles dejaron de atravesar el eje Reyes Católicos-Gran Vía, los autobuses cumplieron esa función. Algunas líneas urbanas de tranvías siguieron funcionando pocos años más hasta que en noviembre de 1962 entró en servicio la nueva empresa concesionaria de los transportes urbanos de Granada, Róber SA. Los de los pueblos y el tranvía de la Sierra duraron todavía hasta principios de 1974.


Tranvía “de tubo” versión Miranda

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