El Granada en Chamartín. Posan, de pie: Sosa, Rey, Melito, Mas, Acedo y Martí; agachados: Trompi, González, Sierra, García y Galvany, antes de ser apalizados 6-2 |
Copa en Castellón
La liga 44-45
se caracterizó por la gran cantidad de veces que el desarrollo de su calendario
quedó interrumpido, bien para jugar la copa o para que nuestra selección
celebrara algún amistoso. Así, después del empate casero del Granada ante el
Gijón en la jornada 21, cuando sólo faltaban cinco jornadas para terminar, un
nuevo parón liguero al domingo siguiente, 1 de abril de 1945, se llenó con la
disputa de los partidos de ida de cuartos de final de Copa del Generalísimo. El
Granada viajó a Castellón, rival también de máxima categoría y donde ya
habíamos sido derrotados en liga, 2-0, poco más de un mes atrás. Según las
crónicas de periodistas locales, en esta segunda visita a La Plana el Granada
causó bastante mejor impresión que en la anterior y dominó durante gran parte
del partido pero, la ilógica del fútbol, del Sequiol sólo se trajo una nueva
derrota, ahora por 3-0, un resultado que suponía casi la eliminación y así se
consideró por plumillas y afición, toda la temporada instalados en el
pesimismo. Sin embargo nada estaba perdido como podrá verse casi dos meses
después de jugarse este partido de Castellón, una vez terminada la liga, que
será cuando se dispute la vuelta de los IV de Copa, una competición en la que
el Granada conseguirá un hito histórico al llegar hasta semifinales por primera
vez en su historia.
A pesar de no jugar mal, el Granada cayó 3-0 en Castellón en la ida de IV |
Paliza en Chamartín
Las tres
últimas visitas del Granada al estadio merengue de Chamartín habían terminado
con resultados favorables para los nuestros, que en ese escenario sólo habían
sido derrotados en su primera comparecencia, a principios de octubre de 1941, cuando
el Granada era un recién ascendido y disputaba su segundo partido en Primera
División y primero de su historia a domicilio como equipo de máxima categoría,
en la jornada 2 de la 41-42, ocasión en la que salió goleado 5-2. En la 42-43 y
en la 43-44 se trajo sendos empates a dos goles, pero en la última
comparecencia, la temporada anterior, se permitió incluso el lujo de derrotar a
todo un R. Madrid en su propio feudo, con un 0-2 que daba el pase a IV de final
en Copa del Generalísimo.
Hasta este
momento podía decir nuestro equipo que Chamartín se le daba bien, pero en esta
quinta visita, jornada 22 de liga, un domingo después de la derrota en
Castellón, se rompió la racha y lo hizo con estrépito, con un escardón de 6-2. Está visto que la
ausencia de Millán, lesionado desde su debut como internacional hace un mes en
Lisboa, la está acusando demasiado el equipo. Así, el pesimismo que se había
apoderado de la hinchada no hizo sino aumentar, sobre todo tras leer las
crónicas que retratan la lamentable imagen ofrecida por los rojiblancos en
Madrid, que vuelven a caer a puesto de
descenso directo. Para colmo González fue expulsado por agredir al madridista
Alsúa. Al menos no volvimos al farolillo rojo, que seguía siendo para el
Sabadell, empatado a puntos pero con el golaveraje perdido.
Las
crónicas madrileñas subrayan que el Granada abusó de la dureza y que la
expulsión de González fue justa. En la anterior visita a los merengues la
expedición granadina fue despedida a pedradas por la hinchada local, pero en
esta ocasión no hubo loscos pero sí coros de: ¡A segunda! ¡A segunda!, según la crónica de El Alcázar, que añade que era lo merecido por el Granada por «…el fútbol incorrecto e innoble que desplegó
descaradamente toda la segunda parte». No obstante para Arriba el
Granada no merece estar tan bajo en la clasificación. El árbitro de este
partido, Fombona (¡otra vez!), fue sancionado por el Comité de competición con
un mes de suspensión (de nevera) por
«no castigar con la necesaria energía el juego violento y agresivo
practicado en el partido Real Madrid-Granada C.F.».
Ipiña y González, capitanes de Madrid y Granada, cruzan saludos en Chamartín ante la mirada
del árbitro Fombona
Renace la esperanza
Quedan por
jugarse ya sólo cuatro jornadas, pero las dos próximas son ante rivales
directos (Español en Los Cármenes y Coruña a domicilio), y un resultado
positivo daría de nuevo la oportunidad de abandonar puesto de descenso. Después
habrá que jugárselo frente a rivales mucho menos asequibles como Valencia y
Bilbao en los dos último partidos. Son cuatro finales, la primera en casa ante
el Español, con el importante hándicap de tener que formar una defensa totalmente
nueva ya que González ha sido sancionado con un encuentro. Para la derecha,
desde la lesión de Millán viene actuando y más o menos cumpliendo en ese puesto
Rey; para la izquierda se recurre a Martín Pica, que jugará así su segundo
partido (y último en liga) como rojiblanco.
La
primera de esas cuatro finales arrojó una victoria rojiblanca con la que
abandonamos los dos puestos de descenso directo subiendo al 12º aunque
nuevamente en triple empate a 16 con Sabadell y Coruña. El Granada ganó 2-0 al
Español, que quedó en el puesto inmediato superior y a sólo un punto. Ese único
punto era lo que separaba al Granada de la permanencia a salvo de todo, porque
esta temporada promocionaba sólo el tercero por la cola, el 12º. Más arriba, a
tres puntos, el Murcia, luego nada estaba todavía perdido.
La tarde
empezó con el homenaje a Pepe Millán por su internacionalidad. El presidente
Pérez de Haro y el redactor de Patria Saucedo Aranda le hicieron entrega sobre
el mismo césped de Los Cármenes de un reloj de oro, comprado por suscripción
popular, más una pitillera y un billetero regalo del bar Los Cármenes. Los
goles de Nicola y Acedo en un partido práctico hicieron renacer la esperanza de
permanencia en Primera. La nota negativa fue la multa de 1.500 ptas. al club
por haberse arrojado almohadillas durante el choque.
En los prolegómenos del Granada-Español, Millán recibe el homenaje de la afición por su internacionalidad |
Empate en Riazor y
nuevo parón liguero
En La Coruña
el Granada arrancó un punto al empatar a un gol que además suponía superar en
el golaveraje particular a un rival directo. Saucedo Aranda viajó con el equipo
a tierras gallegas y en su crónica para Patria dice que el Granada jugó un buen
partido, pleno de tesón y coraje, y que mereció ganar. De todas maneras, el
empate fue un excelente resultado para los rojiblancos que así veían como más
posible escapar del descenso cuando ya sólo quedaban por jugarse dos jornadas.
El Granada, todo parecía indicarlo, había llegado a la recta final en el que quizá
fuera su mejor estado de forma en una campaña deficiente. Lo malo es que un
nuevo parón, ahora por dos semanas (para la devolución de visita de la
selección portuguesa), podría cortar la buena racha. Y es que, para un equipo
modesto como el Granada, no deja de ser una desventaja tanta interrupción
liguera como caracterizó la 44-45.
El pesimismo preside el ambiente futbolero esta temporada. Miranda lo ve así |
Para tratar de
mantener la buena forma se contrataron dos amistosos con el Córdoba, que
acababa de proclamarse campeón del grupo andaluz de tercera y poco después
ascendería a segunda. El primero se jugó en el estadio América de la capital
cordobesa, un campo de triste recuerdo para nuestro equipo pues en la temporada
39-40 allí se perdió un posible ascenso a Primera y además el granadinista
Timimi resultó gravísimamente lesionado y tuvo que abandonar el fútbol. Los
cordobeses ganaron 1-0, gol del ex granadinista Leal. La anécdota la
protagonizaron el míster Vidal en unión de Manolo Ibáñez como masajista y los
jugadores Floro, Safont, González, Rey y García, que viajaban en uno de los dos
taxis con los que se hizo el desplazamiento y se quedaron tirados hasta el
martes en Rute, al averiarse el vetusto vehículo que los traía.
La devolución
de visita de los cordobeses a Granada coincidió, 6 de mayo de 1945, con otra
devolución de visita, la de la selección portuguesa, partido que se jugó en el
Riazor coruñés, que se había inaugurado sólo unos meses antes.
Casi
simultáneamente llegaba la noticia de la muerte en Berlín de Adolf Hitler, que
se suicidó quizá para evitar que le ocurriera lo mismo que a su socio
Mussolini; sólo dos días antes del suicidio del Führer, el Duce acabó sus días
de peor manera, fusilado y su cadáver linchado por una muchedumbre. La rendición
de Alemania ponía fin a la guerra en Europa, pero Japón, con la que España
acababa de romper relaciones diplomáticas, todavía no se había rendido.
España derrotó
a los lusos 4-2 en La Coruña mientras en Los Cármenes el Granada, con arbitraje
de Morales, venció sin esfuerzo 6-0 al Córdoba y se llevó una copa que estaba
en juego. Lo más positivo fue constatar la plena recuperación de alguien de la
importancia para el Granada como Luis Marín, que fue el mejor y que a partir de
este partido volvió a la titularidad.
Manolo Ibáñez era entonces el masajista del equipo |
La victoria sobre el Valencia evita el descenso directo
Sigue la liga tras dos semanas parada. Faltan por jugarse sólo dos partidos. El primero es en casa frente al Valencia, el vigente campeón aunque a estas alturas anda muy descolgado y tiene claro que no renovará su título. No obstante, la directiva acordó fijar el partido como día del club, y lo hizo dando a la prensa una nota oficial de tintes dramáticos en la que expone que la situación económica es calamitosa debido al bajón de público asistente a los partidos, que ha sido la nota predominante en todo lo que va de temporada, agravado porque muchos socios se han dado de baja recientemente, lo que ha motivado que los ingresos del club se hayan reducido a la mitad de lo que era habitual, de modo que para poder realizar los últimos desplazamientos y atender las nóminas de los futbolistas no ha habido más remedio que recurrir a aportaciones de los directivos. Recordemos que la gran mayoría de hinchas que eran socios del Granada lo eran “de número”, es decir, no pagaban su abono de una vez y por toda la temporada como ahora es lo normal, sino que venían obligados a desembolsar una cantidad mensual (21 ptas. los de tribuna y 15 los de preferencia o fondos), así que cuando el equipo iba mal, como en esta 44-45, que transcurrió entera con el Granada en puestos de descenso o rondándolos, las bajas de socios eran abundantes, y esas bajas consistían de dejar de pagar las cuotas mensuales.
De cara al
partido contra el Valencia nos llama la atención el acuerdo de la Comisión
Municipal permanente de 27 de abril de 1945, que libró 2.000 ptas. para el
Granada CF como donativo del Ayuntamiento en el Día del Club.
Nicola, Aparicio y Sosa |
Frente
al Valencia, en un gran partido de los rojiblancos, éstos lograron evitar el
descenso directo que tan de cerca se vio a lo largo de la temporada. La
victoria 2-1 sobre los ches unida a las derrotas del Sabadell y el Coruña, que
descendieron a falta de una jornada, y unida a la derrota del Murcia dejó todo
de cara y la posibilidad más que real de huir incluso de la promoción, porque
esta temporada estaba previsto que sólo el tercero por la cola o 12º jugaría la
promoción por la permanencia. El Murcia, el 11º, quedó empatado a 19 puntos con
el Granada, pero con el golaveraje particular superado. Ésa fue la única nota
negativa de la jornada porque obligaba al Granada a depender de terceros y a
sumar al menos un punto en la última jornada, en Bilbao, y esperar que el
Murcia fuera derrotado en el campo del Español.
El
partido frente al Valencia fue dramático como es fácil imaginar. Cualquier
resultado distinto de la victoria, casi con seguridad hubiera mandado a nuestro
equipo a segunda de forma automática, si no en esta jornada sí en la siguiente
puesto que en esa última había que ir a
jugársela nada menos que a Bilbao. Fútbol elaborado en Los Cármenes no hubo,
pero sí que hubo emoción a raudales, y entusiasmo y entrega de los rojiblancos,
que confirmaron el buen momento de forma en que habían llegado al final de la
liga. Acedo inauguró el marcador para el Granada en la primera parte y a poco
de empezar la segunda empató Gorostiza para los forasteros hasta que a falta de
un cuarto de hora Galvany provocó el delirio en las gradas con el 2-1 que sería
definitivo de un trallazo desde fuera del área.
Marín, Floro, Melito y González en una colección de cromos troquelados |
De las hambres…
Si por
aquellos años hubieran existido las grabadoras no es descabellado aventurar
que, aparte de la muy abundante literatura y testimonios de que disponemos y
que nos retratan los tristes y míseros primeros años cuarenta, podríamos
completar el negro cuadro escuchando una banda sonora a base de los borborigmos
que a todas horas producían los intestinos del paisanaje llenos sólo de aire,
continuamente en movimiento y reclamando algo que procesar. Los estómagos
despoblados y las tripas yermas de la inmensa mayoría de la población lanzando
al aire su lamento no debía ser algo agradable de oír, desde luego, pero ése
era el “no pan” nuestro de cada día
por entonces, el hambre, la gazuza calagurritana que le dicen, que es lo que
más recuerdan los que tuvieron la mala suerte de sufrirla en propias carnes.
Hambre…, de elefante, de diez semanas, de carpanta. Hambre que no dejaba pensar
en otra cosa más que en acabar con ella como fuera.
Los
años del hambre se denomina a esta negra etapa histórica española. La
irracional política autárquica que practicó el franquismo de primera hora, que
pretendía una muy imposible autosuficiencia nacional por nuestros propios
medios, sin recurrir a importaciones de
mercancías ni de capitales extranjeros, todo agravado por la ruina y la devastación
de industrias y campos, consecuencias directas de las guerras, desencadenaron
en España un desabastecimiento y una hambruna sin precedentes. Ante la escasez
se implantó en todo el territorio nacional, por decreto de mayo de 1939, el
racionamiento de productos de primera necesidad y paralelamente se fijaron unos
precios máximos para esos mismos productos, pero la medida de muy poco sirvió
para aliviar las hambres, al contrario, su efecto inmediato fue potenciar el
estraperlo al entrar en juego la proverbial picaresca hispana y desviarse hacia
el mercado negro todo tipo de productos básicos para la subsistencia. Su
resultado más sangrante fue agravar la ya precaria situación de las clases
menos pudientes, sin capacidad para comprar alimentos de estraperlo pagando por
ellos tres y cuatro veces más de lo normal.
Una cartilla de racionamiento, icono de los años del hambre |
Así
aparecieron las cartillas de racionamiento, que duraron hasta 1952, una para la
carne y otra para el resto de alimentos. Primero fueron familiares y a partir
de 1943 individuales. Consistían en una especie de álbum en cartulina en el que
los cromos eran los cupones (colecciones de cupones se les llamó años después)
que previamente se adquirían en las oficinas destinadas a tal efecto y que
señalaban los productos racionados y la cantidad de los mismos que se podía
adquirir, fijando también el precio de esos productos. Con la cartilla
debidamente rellena se acudía a los comercios designados para la venta, que
estampaban una marca inutilizando los cupones o directamente cortándolos.
Podían ser de primera, segunda o tercera categoría, en función del poder
adquisitivo de las personas, su edad, su profesión o su estado de salud; bajo
el franquismo hasta entre los famélicos seguía habiendo clases ya que las
distintas categorías daban derecho a mayor o menor cantidad de alimentos
racionados. El color tirando a rosa de las cartillas constituye otro de los
iconos más representativos de esta triste época.
Existía además
otra clase de cartillas de racionamiento, también a base de cupones, pero –en
teoría- eran sólo para los fumadores ya que el tabaco, de pésima calidad por
cierto, también era escasísimo. Era la Tarjeta
de Fumador y se expedía exclusivamente a varones mayores de 18, porque en
la España nacionalcatólica sólo las no
decentes fumaban. Daba derecho cada diez días más o menos a obtener uno o
dos paquetes de 20 cigarrillos Caldo de
Gallina o similar, o lo mismo pero en picadura poblada de estacas. A
finales de abril de 1945 hay buenas noticias para los enviciados y se anuncia
que las raciones van a ser aumentadas el mes siguiente. En aquellos años fumaba
todo el mundo, hasta los muertos; otra vez la picaresca. Los no fumadores se
apuntaban también para la obtención de la tarjeta porque el tabaco, llegado el
caso, podía utilizarse como moneda de cambio o la propia tarjeta podía ser
vendida (de extranjis) a terceros.
Partida de nacimiento o cédula personal (el DNI de por entonces), cartilla de
racionamiento, declaración jurada de ser fumador (con lo que los perjuros eran
legión), certificado de buena conducta, reconocimiento de firma, certificado
(en su caso) de estar exento del servicio militar, instancias y un centón de
pólizas, timbres y firmas, todo eso había que presentar. La obtención de la tarjeta
de fumador conllevaba tal inacabable sucesión de trámites burocráticos y
documentos que es frecuente ver en la prensa reiterados y diarios anuncios de Gestión Granada, Gran Vía 34 (la primera
gestoría moderna de nuestra ciudad), ofreciendo ocuparse de los papeleos.
Tarjeta de fumador con sus cupones |
En Granada, como en todas las capitales
españolas (en los pueblos se sufrían bastante menos las hambres) no había de
casi nada que llevarse al puchero. Con el racionamiento, después de colas
interminables para el pan, para las patatas, para la carne…, colas hasta para
hacer cola, colas hasta para derrumbarse sobre el pavimento por estar esmallaíco
vivo, cuando por fin tocaba
el turno (si es que mientras tanto no se habían acabado los víveres) se podía
comprar por persona un cuarto de litro de aceite, cien gramos de arroz, cien
gramos de un pan negro negrísimo y, si acaso, medio kilo de patatas jubiladas o
cien gramos de lentejas u otras legumbres bien pobladas de piedras y bichos.
Total, ni para empezar había con tan magra cesta de la compra. La carne era un
lujo asiático, y otros productos básicos como huevos, leche o azúcar casi
siempre sólo era posible adquirirlos de estraperlo en plena calle y en lugares
que todo el mundo conocía, también las autoridades (que hacían la vista gorda):
plaza Nueva, Bib-Rambla, la Mariana, pero a unos precios que podían multiplicar
hasta por veinte los fijados como oficiales por la Comisaria General de
Abastecimientos y Transportes, que era el organismo competente en estas cuestiones.
Después de acabar con todos los gatos del Darro y todos los perros callejeros,
y de masticar hasta los jaramagos de los tejados, el resultado era que sólo los
muy pudientes no sufrían el martilleante acoso de las hambres mientras que el
pueblo llano, el de alpargata y vestido de andrajos, se moría literalmente de
necesidad.
Esto referido
al estraperlo a pequeña escala, practicado por todo el que tuviera una gallina,
un queso, un jamón, una vaca suministradora de leche, un marjalillo donde criar
algo con que comerciar, y que apenas daba para ir tirando. Hasta los jugadores
del Granada CF, muy lejos todavía de acercarse en sus emolumentos a las
cantidades que fueron normales poco
después para pagarles a los futbolistas profesionales, en bastantes ocasiones
aprovecharon sus desplazamientos al norte peninsular para completar sus
ingresos con la venta bajo cuerda de unos pocos litros de aceite, que en esas
tierras escaseaba más aún y se pagaba muy bien, tal como le contó Pepe Millán a
José Luis Entrala. Nada que ver ese estraperlo de menudeo con el que se llevaba
a cabo al por mayor desde despachos, muchos de ellos de la propia
Administración franquista y regidos por personajes que solían vestir camisa
azul orlada de condecoraciones. Éste sí que era un negocio productivo por el
que determinados jefazos y jefecillos de la cosa falangista y comerciantes sin
escrúpulos amasaron capitales de fábula.
Colas hasta para hacer cola con la cesta de la compra |
…Y del ocio
A finales de abril de 1945 una nueva sala de
cine y teatro aumenta la oferta cultural al inaugurarse el Albayzín Cinema, el
primer cine de barrio que hubo en Granada. Se anuncia como una nueva y cómoda
sala de espectáculos enclavada en la albaicinera plaza de Aliatar, con 768
localidades de aforo. Sus propietarios, unos jóvenes y animosos granadinos, no
han omitido en su construcción ningún detalle ni requisito para que el nuevo
local llame poderosamente la atención del público y se convierta, por derecho
propio, en uno de los mejores de nuestra ciudad, comenta Ideal. La empresa que
lo va a gestionar es de Madrid y tiene en explotación otras salas de
espectáculos por todo el país, y promete que se exhibirá cine y también teatro
siempre a precios económicos.
El
nuevo cinema, proyecto del arquitecto Francisco Robles Jiménez, se estrenó el
sábado 28 de abril de 1945, en funciones de 8 de la tarde y 11 de la noche, con
la revista musical de varietés “Caravana”, con la máxima estrella de la canción cómica,
Luisita Esteso, y con Pepe Blanco, el aristócrata
de la canción española. Dos artistas de primera línea. Luisa Esteso había
sido muy popular como cupletista en la España de los años 20 y 30, y autores de
la talla de Jardiel Poncela y Muñoz Seca escribieron para ella alguna vez, pero
ya andaba algo de capa caída; y él, Pepe Blanco, aunque ya no era un jovenzuelo
todavía no había alcanzado la gran popularidad que le llegó poco tiempo después
formando pareja artística con la cantante Carmen Morell. Pasados los dos días
que la compañía de la Esteso tenía contratados, se estrenó la sala como cine
con la proyección al precio de una peseta de la película La Blanca Paloma,
con Juanita Reina, film de tres años atrás, y es que, como buen cine de barrio
que era, lo que más proyectaba eran películas de reestreno.
Plaza de Aliatar en la actualidad. Todo el frontal de la izquierda lo ocupaba el Albayzín Cinema, hoy centro municipal de Actividades Comunitarias del Albaicín |
Además
del local recién estrenado ya estaban de antes en Granada otros como el Salón
Nacional, el popular Regio, esquina Escudo del Carmen con Piedra Santa, que
cambió su nombre con el advenimiento de la República pero siguió usando su
nueva denominación hasta por lo menos los años cincuenta, cuando recuperó su
antiguo nombre: Regio. En este local, del que es propietario el ex presidente
rojiblanco Ricardo Martín Campos, se exhibe “Vuelo de Águilas”, una bélica de
la Paramount con muchos aeroplanos y con la
nueva y sugestiva estrella Veronica Lake. Como aperitivo, se pasa el Nodo
número 121 A, en el que sale fugazmente el gobernador civil de Granada,
Fontana, como capitoste falangista, haciendo entrega de una condecoración en un
acto en la ciudad de Cuenca, que celebra el sexto aniversario de su liberación,
es decir, del día en que entraron las tropas de Franco. El muy joseantoniano y muy activo José María
Fontana Tarrats acaba de ser nombrado presidente de la Sociedad Sierra Nevada y
también acaba de ver publicado el primero de los nueve ensayos políticos que
dio a imprenta en toda su carrera; se titula Destino y Constitución de España, del que dice Patria que el mismo
Fontana explica que es el fruto de seis años de trabajos y que está escrito a
trozos, sobre las cajas de municiones en el frente de Teruel unas veces y como
descanso de una agotadora tarea política otras. No para el camarada Fontana. Hace
pocos días ha publicado uno de sus artículos en la última página del diario
Patria bajo el seudónimo Juan Darro,
éste titulado “Alianza del orden y la
justicia”, donde dice –una vez más- que toda una generación europea nació
con el designio de aliar la justicia social con el orden, frente a doctrinas
que queriendo elevar la antorcha de la justicia social sólo lograban encender
la tea del desorden.
En el teatro
Cervantes de plaza de la Mariana pasan cine de estreno, último día, la zarzuela
de Ruperto Chapí llevada al cine que se titula “La Tempestad”, y también, en
los prolegómenos, el Nodo 121 B. A partir del día siguiente habrá cambio y
darán la película “Antes de medianoche”, protagonizada por Jean Arthur y Joel
Mc Crea, una comedia americana; debe tratarse de una obra muy menor puesto que
en Wikipedia no aparece esta película dentro de la filmografía de los dos
actores, quizá por eso duró en cartel sólo dos días y fue sustituida por el
western “Sendas siniestras”. Por su parte, en el Coliseo Olympia de Gran Vía
también empiezan la función con el Nodo 121 B y a continuación ponen un
reestreno, “El hombre que vendió su alma”, un melodrama. Y el más moderno, el
Aliatar, de plaza de San Antón, tras el Nodo 121 A exhibe un musical, “Ciudad
del Oro”.
Con el nuevo,
son ya cinco cines para una población que roza los 162.000 habitantes. Granada
es todavía una ciudad muy manejera y provinciana donde además hay otros actos
culturales, como el que se celebra en los salones de la Agrupación Álvarez
Quintero, en la calle de la Colcha, sesión infantil en la que triunfa el niño
cantor Marianito Ortega. Precisamente sainetes de los Álvarez Quintero es lo
que se representa por unos actores aficionados en los salones del Liceo, en el
mismo edificio que el teatro Cervantes. Para los poderosos y los pocos turistas
que hay en la ciudad, el Alhambra Palace anuncia que todos los días en su sala
de fiestas actúa Rodri-Mur (ex galán de
Conchita Piquer) y su ritmo, y se cierra el anuncio con la frase “precios
de costumbre”. Simultáneamente, en la plaza del Carmen se levanta una cruz
erigida por el Ayuntamiento, que está fuera de concurso y no compite por las
500 ptas. de premio que se han previsto para la que resulte la mejor entre las
pocas que van a levantarse por los barrios más típicos de cara a la fiesta de
la Invención de la Santa Cruz, para la que faltan pocos días. Fútbol no hay
este domingo porque el Granada juega en Córdoba un amistoso al estar la liga
parada ya que Portugal devuelve la visita de febrero y juega contra España en
el nuevo Riazor de La Coruña (ganó España 4-2), campo del que el domingo
anterior se trajeron los rojiblancos un empate a un gol que les da muchas
posibilidades de eludir el descenso. Sí hay toros en la plaza del Triunfo,
todavía en servicio, novillada a base de Cambil Chico, Pepe Calabuig y Luis
Rivas (otro Luis Rivas, claro; éste era cordobés), los dos primeros, de
Granada.
Tres aspectos de la plaza de Alonso Cano, las dos primeros fotos, de antes de la reforma de Gallego Burín, y la tercera con la estatua recién instalada |
Aparte y
siguiendo con la crónica ciudadana, muy cerca de la puerta de la iglesia del
Sagrario acaba de instalarse el monumento a Alonso Cano obra de otro Cano, el
escultor Antonio Cano Correa, discípulo que fue de Navas Parejo. Las plazas de
Las Pasiegas y de Alonso Cano (junto con la calle Oficios y el Zacatín), apenas
dos años antes habían sido objeto de los trabajos de adecentamiento y mejora
muy al gusto de Gallego Burín, y acababan así de completar el aspecto que
tienen en la actualidad. El mismo 28 de abril de 1945, se colocaba esta estatua
en piedra de Sierra Elvira y mármol (en cabeza y manos) que, años después, éste
que suscribe, como niño que fue de ese barrio granadino céntrico, confiesa que
en más de una ocasión sometió a la efigie del ilustre artista del Barroco a
vejámenes tales como colocarle un gorro de esos de cotillón que se sujetan con
una gomilla o pegarle una colilla en sus labios de piedra. También el pedestal de
la estatua sirvió en más de una ocasión a una turbamulta de chaveas, de
aquellos largos veranos sin veraneo de mi infancia, para jugar a pilla-pilla
encaramados a su primer reborde.
Una Granada
que hace muy pocos días ha sido visitada oficialmente por el ministro de Obras
Públicas, el camarada Alfonso Peña Boeuf, que ha venido a ver cómo van las
obras de prolongación del tranvía de la Sierra y que ha sido delirantemente (sic) aclamado por el
vecindario de Güéjar-Sierra, Pinos-Genil y Canales, y por el de todos los
puntos del recorrido. Acompañado de toda la Granada azul hizo el viaje no en el
tranvía sino en automóvil hasta el Maitena, y pudo pisar el puente ya
construido que salva el río del mismo nombre, y también ver que han comenzado los
trabajos de explanación y los túneles que llevarán el ferrocarril hasta el
Barranco de San Juan y de ahí, en una fase posterior, hasta el Guarnón, donde
están las minas de la Estrella, a 1.500 metros de altitud, proyecto este último
que no pasó de eso, igual que el funicular hasta los Campos de Otero que
ascendería desde el Barranco de San Juan. El regreso de toda la comitiva ya si
fue en el tranvía, que tuvo que enganchar dos jardineras para que pudiera
viajar todo el séquito, y al llegar a la capital hubo nuevas delirantes
aclamaciones del vecindario mientras la comitiva se dirigía a las
instalaciones de la Real Sociedad de Tennis (todavía se escribía así), en el
Violón, donde hoy se levanta el Palacio de Congresos, para un almuerzo íntimo.
Con una recepción vespertina y una cena de gala en el Ayuntamiento, rematada
con una fiesta andaluza en el Carmen de los Mártires terminó la visita a
Granada del ministro Peña Boeuf.
Mientras, no
llueve ni por casualidad y el cielo no se da por enterado de las frecuentes
procesiones de rogativas por las calles granadinas. Y las hambres y la miseria
siguen siendo un insufrible castigo para la población por más que en primera
página de Patria haya podido leerse hace pocos días que la economía de España
acaba de recuperarse por completo y ha llegado ya a los niveles anteriores a la
Guerra Civil, titulares triunfalistas que están muy lejos de ser verdad pues
para que los españoles recuperen el nivel de vida de 1936 tendrán que pasar
todavía muchos años y muchísimos sufrimientos y calamidades. Al menos la II GM
está a punto de terminar en Europa, aunque su desenlace no va a ser el que hace
apenas dos años aseguraba una entusiasta prensa progermana, que aún sigue confiando en un
giro de los acontecimientos a pesar de que los soviéticos están en ese momento
luchando ya en las calles del mismo Berlín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario