EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



domingo, 6 de octubre de 2013

POR MESONES O POR ALHÓNDIGA


El chiste de Soria en Ideal, 16 de junio de 1983, presenta la nota curiosa en cuanto a su publicación de aparecer entre el anuncio de la contratación como entrenador del Granada del míster Felipe Mesones para la siguiente temporada y el desmentido de dicha contratación, noticias aparecidas el día antes y el día después respectivamente al momento en que el dibujo ve la luz. La confirmación del fichaje del técnico argentino para la 83-84 se publicará ya el día 18 y hasta final de mes aparecerán los primeros fichajes de cara a la nueva campaña en segunda.
En lo futbolero se vivía un buen momento por entonces. El club estaba recién ascendido a Segunda División después de acabar campeón del grupo II de 2ª B. Sólo dos años se había tardado en recuperar la categoría de plata y se pensaba que la peor época histórica del Granada CF -hasta ese momento- había sido afortunadamente muy pasajera y podíamos darla definitivamente por zanjada.

Así podía haber sido pero -no hace falta decirlo-, en el fútbol, si a lo deportivo no acompaña lo económico es difícil que las buenas perspectivas puedan durar demasiado. Y es que en el Granada recién retornado a segunda soplaban aires de gran crisis a pesar del logro deportivo.

El año 1983 empezó con la venta del estadio de Los Cármenes a la empresa Inonsa por 425 millones con los que acabar con las deudas del club, cercanas a los 300, que tanto venían lastrando su marcha (noticia que se publicaba casi simultáneamente a la del incendio del palacio Arzobispal y a la de la muerte en Méjico del “mago” Gaspar Rubio, ex granadinista como jugador y entrenador). Inonsa se encargaría inmediatamente de la construcción del nuevo estadio, en la carretera de Málaga, que llevaría el nombre del, a la sazón, presidente del Granada CF, Cándido Gómez Álvarez. Pero antes de una semana la operación -ya cerrada- quedó sin efecto porque el nuevo plan de urbanismo de la ciudad reducía bastante la edificabilidad del solar del viejo campo y su valor por esa razón era mucho menor. Empezó así una larga polémica en prensa que enfrentó a Candi con el alcalde Antonio Jara y en la que se posicionaron determinadas fuerzas vivas del granadinismo, como se refleja en el segundo chiste de Soria que, aunque se publicó dos años después, puede ilustrar muy bien lo que se vivía en el Granada en este convulso 1983.






El quedarse sin los ingresos de la venta con los que ya se contaba y ante la urgencia de tener que liquidar a corto plazo la deuda de algo más de cien millones con la entidad Bancreco (Banco de Crédito Comercial) decidieron a Candi a poner en marcha en febrero la operación “Socios de veinte años”, por la que tres mil aficionados debían adelantar sus cuotas de las siguientes 20 temporadas. Aunque fueron bastantes menos de esos tres mil, con sus aportaciones (y con la hipoteca de buena parte de sus ingresos por largo tiempo, claro) pudo el club tirar para adelante y superar una crisis que estuvo cerca de deglutirlo.

El campeonato del grupo 2º recién conquistado y que dio el ascenso directo a Segunda División del Granada de Ruiz Sosa, clausuró con un happy end deportivo la temporada. Pero no fue ésta un paseo militar precisamente. Y si no que lo pregunten a los granadinistas: jugadores, directivos, aficionados y hasta plumillas, que en Sa Pobla, Mallorca, temieron por su integridad cuando una auténtica harka de beniurriagueles y tensamaníes baleares saltó de las gradas al terreno de juego y cargó contra liniers y árbitro, a los que dejó maltrechos (nueve meses de clausura de su terreno de juego le cayeron), y de camino alguno más recibió las “caricias” de los energúmenos. Todo lo motivó la victoria del Granada, 1-2 al Poblense de Serra Ferrer, que dejaba muy al alcance el ascenso.

Dos semanas después, en Lorca, una nueva victoria rojiblanca significó dar caza al líder Algeciras y acariciar la Segunda. En Lorca no hubo estacazos como en Sa Pobla, pero la denuncia de intento de soborno por parte del ínclito e inefable presidente-consorte y entrenador lorquí, Moreno Manzaneque, dio lugar a una investigación de la que no se sacó nada en claro, pero que mientras sí o mientras no sembró la incertidumbre entre la hinchada. En algún medio nacional incluso se dio la noticia de que el Granada no sólo no iba a ascender sino que además sería descendido a Tercera por tramposo.

Soria se sirve de un juego de palabras en el chiste que encabeza este escrito: hay que ascender a primera por Mesones o por Alhóndiga (y hasta por Puentezuelas); quizás esa huida hacia adelante pueda suponer el remedio a los muchos y profundos males que amenazan la nave rojiblanca.

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