Granada 5 Getafe 0
13 de mayo de 1979
Estadio Los Cármenes, buena entrada, dieciséis mil espectadores en tarde muy calurosa. Partido correspondiente a la jornada 33 del campeonato de Segunda División 1978-79
Granada CF: Izcoa, Gerardo, Fali, Édison, Rojas, Santi, José Luis, Antonio, Serrano, Angulo (González 79’) y Zubitur (Martínez 81’)
Getafe CD: Vidal, Valle, Salmerón, Pedro, Alfonso, Cruz, Carmelín (Pepín 63’), Polo, Martínez, Modesto y Galán
Goles: 1-0, min. 48, Serrano; 2-0, min. 51, Édison; 3-0, min. 59, José Luis; 4-0, min. 77, Angulo; 5-0, min. 88, Serrano
Árbitro: Esquerdo Guerrero, catalán. Buena actuación. Tarjeta amarilla al getafense Pedro
El partido estaba previsto que se jugara la tarde del sábado 12, pero los getafenses se descolgaron pidiendo un pastizal para acceder al adelanto, cosa que sonó a chiste para una economía como la rojiblanca a estas alturas de 1979. Así que a las seis de la muy calurosa tarde de domingo compareció en Los Cármenes el Getafe, octavo clasificado y con alguna remota opción de ascenso a máxima categoría. Por su parte, el Granada tras haber ocupado el liderato bastantes jornadas, su derrota de una semana antes en Algeciras había supuesto la caída a la tercera plaza, en puesto de ascenso aunque empatado con Málaga y Elche y todavía con tres puntos de ventaja sobre el cuarto, cómodo colchón que vino en medio de la semana a quedar reducido a dos puntos porque un Betis de influencias federativas logró volver a meterse en la pelea por el ascenso al vencer al Jaén en partido repetido.
A pesar de la goleada, la victoria no fue nada fácil y se llegaron a oír algunos pitos en las gradas en la primera mitad, en la que los rojiblancos no fueron capaces de marcar y desperdiciaron algunas claras oportunidades. Todos los goles llegaron en la segunda mitad, abriendo y cerrando la cuenta Serrano de sendos cabezazos con los que venía a resarcirse de los sucesos en que se vio envuelto en la ida en Getafe. Clave fue para la victoria el segundo gol del Granada, que llegaba sólo tres minutos después del primero y que además fue lo mejor de todo: en un golpe franco al borde del área visitante, José Luis tocó en corto para que el uruguayo Édison conectara uno de sus zambombazos rompe redes (y rompe manos de guardametas) que entraba por la misma escuadra (José Luis Piñero escribe, en Ideal que este gol «quedará grabado en la historia del fútbol»). Poco después el canario goleador José Luis, dejaba sentenciada la victoria con otro magistral lanzamiento de falta quedando todavía media hora de partido. Angulo marcó el cuarto.
Con los dos puntos sumados y los pinchazos de rivales directos, los nuestros eran de nuevo líderes a falta de cinco jornadas. La Primera División después de ¡¡¡tres larguísimos años!!! se acariciaba. Para un Granada presidido de forma interina por Antonio Hernández Villalobos, en tanto se completaba el periodo electoral al que sólo Manuel Anel concurrió, el ascenso habría supuesto una huida hacia adelante. A pesar de haber ocupado gran parte de la liga la primera posición, las entradas a Los Cármenes no acabaron en toda la temporada de ser lo buenas que hubiera sido conveniente y las nóminas de los jugadores tampoco acabaron de estar al día. Sin un duro en las arcas y sin poder vender el estadio como se proponía la directiva, los problemas económicos lastraban la marcha de la entidad e incluso pudieron haber influido en el resultado negativo final.
Faltaban sólo cinco jornadas por disputarse aunque no eran precisamente de trámite: salida a Málaga y en la última jornada al bético Villamarín, también jugándose el ascenso. En medio visita al Sadar, ante un Osasuna en zona negativa. Pero los dos partidos en casa que quedaban eran ante equipos descolgados y en descenso (Jaén y Tarrasa, que acabaron descendiendo). Con los cuatro puntos de las dos victorias en casa, que, por supuesto, se daban por hechos, bastaría para el ascenso, pensábamos, y así hubiera sido. Pero la realidad no se pareció a lo soñado. La victoria ante el Getafe fue la última de la 78-79 y las tres derrotas fuera más los dos empates caseros frustraron un ascenso que parecía más que posible.
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