Granada 2 Málaga 0
24 de noviembre de 1968
Estadio Los Cármenes, lleno, veintidós mil espectadores con presencia de más de cinco mil malagueños en tarde soleada y fría. La banda municipal interpretó el himno nacional. Partido correspondiente a la jornada 10 de Primera División 1968-69 designado media jornada económica
Granada CF: Ñito; Martos, Barrenechea, Lorenzo; Santos, Barrachina; Lara, Noya, Miralles, Ferrando y Vicente
CD Málaga: Goicoechea; Montero, Arias, Vallejo; Benítez, Migueli; Aragón, Jorge, Cabral, Fleitas y Martínez
Goles: 1-0, min. 41, Vicente; 2-0, min. 70, Miralles
Árbitro: Camacho, del Colegio Castellano. Perfecto arbitraje
Casi desde el mismo momento de la fundación de los clubes Granada CF y CD Málaga, nacidos con muy poca distancia en el tiempo y con los nombres de Recreativo Granada y Malacitano, se puede hablar de encarnizada rivalidad granadino-malagueña. En las hemerotecas encontramos crónicas de partidos de los años de la República en los que, antes y durante su transcurso así como a su finalización, había algo más que palabras dentro y fuera del terreno de juego y de los recintos deportivos, tal era el apasionamiento con el que estos partidos se vivían. En ese sentido destaca el choque de 18 de noviembre de 1934 que dirimieron en el campo de las Tablas y por el que ambos contendientes ascendieron a Segunda por primera vez en sus cortas historias. Los aficionados de uno y otro equipo lo “celebraron” lanzándose mutuamente, no bolas de la mucha nieve caída sobre Granada, sino pedruscos que hicieron que más de uno acabara en la casa de socorro.
A la altura de los sesenta seguían siendo los boquerones nuestros más directos rivales, pero ya no se puede hablar de un especial encarnizamiento ni los choques frente a los de la ciudad vecina daban para la crónica de sucesos más allá de algún incidente aislado, ni siquiera cuando lo que se ventilaba era algo tan importante como la máxima categoría, como habíamos tenido ocasión de comprobar en la promoción de 1966.
Este partido de noviembre de 1968 es de estos últimos, es decir, no hubo pedreas, pero fue como otros muchos Granada-Málaga una gran fiesta del fútbol, llena de colorido y de pasión, aunque sin incidentes, y tiene además la particularidad de ser el primero que los eternos rivales jugaron militando ambos en primera división. El recién ascendido Granada, con Marcel Domingo en el banquillo, había comenzado bastante mal la liga, pero cuando en la jornada diez le tocaba jugar contra el Málaga acababa de encadenar dos victorias seguidas, frente al Zaragoza y a domicilio en Elche (con accidentado viaje de vuelta que hubieron de completar los rojiblancos en auto-stop), y la visita del eterno rival supondrá la tercera consecutiva que dejará al Granada en la mitad de la clasificación. Por su parte, el Málaga de Otto Bumbel, cuya máxima estrella era el paraguayo oriundo goleador, Fleitas, hijo de granadino (o eso afirmaba él), a pesar de que descendería a segunda al finalizar la temporada, había comenzado muy bien, con goleadas a At. Bilbao y Valencia, y marchaba en los puestos altos, por lo que el partido era de claro pronóstico visitante y acompañando a los blanquiazules vinieron varios miles de malacitanos.
El campo se llenó a rebosar y como en otras ocasiones de previsible lleno hasta la bandera, se construyó una provisional rampa de acceso a General junto al marcador. Esta misma tarde se inauguraba la tribuna alta añadida por Cándido Gómez y construida en un tiempo récord. La nueva tribuna, que había costado ocho millones de pesetas, aumentaba el aforo del campo en cinco mil localidades y ya había entrado en uso en los dos partidos caseros anteriores ante Barcelona y Zaragoza, ambos con concurrencias superiores a los veinte mil aficionados. Con presencia de la banda municipal que interpretó el himno nacional, y del Diamante Rubio en indumentaria futbolístico-torera, en los prolegómenos recorrió el terreno de juego una pancarta con la leyenda «Como en Elche hemos ganao, los boquerones san’asustao». Antes, esa misma mañana, había tenido lugar la solemne inauguración oficial de la nueva tribuna, con misa en la explanada del estadio y bendición de la instalación seguida de imposición por el “divino” Ricardo Zamora de la insignia de oro y brillantes a Candi y rematada con un piscolabis para todos los presentes.
Para redondear la histórica jornada, el Granada venció a los de la Costa del Sol derrochando pundonor, que fue su mejor arma a lo largo de una temporada que finalizaría con el logro de igualar su mejor clasificación histórica hasta ese momento. El primer gol lo marcó Vicente al recoger un rechace a tiro de Noya, y el segundo fue obra de Miralles, también de oportuno remate tras una jugada embarullada en la meta malaguista, “gol del cojo” este segundo pues el ariete rojiblanco estaba renqueante desde la primera mitad. Los visitantes, con Migueli como su mejor elemento, fueron superiores la primera media hora y se acercaron con peligro pero tropezaron con un Ñito en plenitud. Hasta el arbitraje de Camacho fue perfecto en la otoñal tarde granadina, iniciando así una relación de amor-odio que culminará varias temporadas después con la recusación del trencilla internacional.
Mientras granadinistas y malaguistas se retiraban del terreno, éste empezaba a ser ocupado por los jugadores del Recreativo y del Imperio de Albolote, que a modo de epílogo y para que no decayera la fiesta nos obsequiaron a continuación (a los pocos futboleros de pro que nos quedamos a verlos) con un gran partido de 1ª Regional Preferente en el que los del filial se impusieron 4-2.
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