La Liga Andaluza de Reservas, dominada por el Granada, sufrió un parón de casi un mes a partir de mediados de noviembre. En ese intervalo ocurrieron algunas cosas dignas de recordar. Como la de la fecha histórica del miércoles 24 de noviembre de 1971 en que Los Cármenes se vestía de gala al convertirse por primera vez en su historia en escenario de un partido de la selección española absoluta, el que le enfrentaba a Chipre dentro de la fase clasificatoria para la Eurocopa 1972. Jugaron por España: Iríbar; Sol, Gallego, Hita; Tonono, Claramunt; Lora (Gaztelu 80’), Amancio (Aguilar 46’), Quino, Pirri y Rojo, que no tuvieron ni el menor problema para golear (7-0) a la débil selección chipriota. Marcaron Pirri dos (uno de penalti), Quino dos, Aguilar, Lora y Rojo. A estas alturas ya España no tenía nada que hacer pues los malos resultados de encuentros anteriores nos habían dejado fuera de toda opción, por lo que se trató de un partido de mero trámite. Pero no importó demasiado. A diez duros la General, Los Cármenes registró un lleno hasta la bandera y el público granadino tuvo la oportunidad de acreditar ante todo el país su sobresaliente condición de jugador número 12, animando a los rojos sin descanso. Es la única ocasión en los sesenta y un años de existencia del viejo Los Cármenes en que la selección jugó en su césped un partido oficial.
Un pero. El seleccionador Kubala no tuvo la deferencia para con el público granadino de alinear a algún jugador local, aunque sólo fuera testimonialmente, y más teniendo en cuenta la debilidad del oponente y el que nada nos jugábamos. En esos momentos todavía Porta no aspiraba al Pichichi y sólo había conseguido cuatro goles, pero en las filas granadinistas había en esta temporada varios jugadores que nada hubieran desentonado aquella noche, como De la Cruz o Falito, por entonces en gran forma. Cualquiera de los dos hubiera desempeñado mucho mejor papel que el de Hita, único lunar español en el partido. De la Cruz debutaría con la selección absoluta en esta misma temporada, pero eso fue ya en abril. Otros granadinistas que muy bien podrían haber sido internacionales eran Vicente y Jaén. Pero no, no pudo ser. Y es que Kubala rara vez se acordaba de los modestos a la hora de confeccionar sus equipos.
Otro hito histórico es el famoso partido Granada 1 Valencia 0, de la jornada 11, disputado el 28 de noviembre, que se puede considerar como prólogo o primer capítulo de la malhadada leyenda negra rojiblanca. Ya saben, cuando Di’Stéfano, técnico de un Valencia imbatido (hasta ese día) y vigente campeón de liga, no quiso quitarse el sombrero como había prometido y reconocer la superioridad granadina. El enfado de D. Alfredo le llevó a extralimitarse en sus declaraciones a la prensa y a ser sancionado por ese motivo.
«-Ayer, Alfredo, usted nos dijo que se quitaría el sombrero si ganaba el Granada. ¿Lo ha hecho? -¡Imposible… ¡ - ¿No mereció, pues, el Granada ganar? –Mire, cuando un equipo va con mala intención, con la preconcebida idea de lastimar a un jugador de fútbol, no se puede aceptar. A Quino no le rompieron la cabeza de milagro y Adorno estuvo a punto de perder la pierna»… «…lo de hoy no lo he visto yo en ningún campo en todo el tiempo que llevo en España»… «No he visto nada más que mala intención y sé de donde proviene porque el Granada nunca ha jugado así». Son algunas de las cosas que Di’Stéfano declaró a Gave de Ideal tras el partido.
Ideal también entrevistó al delegado valencianista, Vicente Peris, que estuvo comedido y sólo manifestó que le había gustado el Granada, salvo su brusquedad. Pero dos días después aparecían unas declaraciones suyas en el semanario valenciano “Deportes” en las que se explayaba diciendo que el árbitro Pascual Tejerina les había robado el partido: «Fíjate si se ha alegrado de que marcara el Granada que incluso ha dado saltos de alegría» (¿?)… «Aguirre Suárez, un argentino que no es precisamente un ángel, ha lesionado intencionadamente a Quino: conmoción cerebral. Y después a Adorno. ¡No ha sido ni siquiera amonestado por Pascual Tejerina! Pero Sol sí».
Lo cierto es que el Granada, mejor que el Valencia, fue justo vencedor e incluso mereció algún gol más, fundamentalmente por el corazón que puso en un partido jugado de poder a poder que resultó muy emocionante. El gol de Barrios, a menos de diez minutos del final provocó un delirio colectivo de alegría del granadinismo, que abarrotaba las gradas y que no paró de animar. Los dos puntos colocaban al Granada sexto en la clasificación y eran premiados por Candi con prima extra de 15.000 ptas. Estábamos entrando entonces en la mejor versión del mejor Granada de su historia, el que ganaba a todos los grandes y en cada partido recibía el apoyo constante de una afición muy identificada con su equipo. Pero también estábamos empezando a sufrir en propias carnes el sambenito de equipo fiero y tramposo que gana sus partidos vulnerando el reglamento. El caso es que de Los Cármenes salimos radiantes los veinte mil que presenciamos aquel partido para recordar. Bueno, todos menos los pocos que se quedaron a ver al Recreativo en su partido contra el Motril, de Primera Regional, que empezó a continuación.
Uno no recuerda especialmente las marrullerías granadinistas de que se quejaban los valencianos. Sólo al final, cuando el Granada apretaba de firme y logró ponerse por delante, hubo sus cosas entre unos y otros, pero sin nada de particular. A partir de este partido y del que se jugó en el Bernabéu dos semanas más tarde nació la mala fama que iba a acompañar a los nuestros durante tres temporadas.
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